Bob Dylan: ¿Premio Nobel de Literatura?

 

Estaba segura de que el 2016 no podría tornarse más extraño —el ascenso de Trump, la ruptura de Brangelina, la muerte de Juanga— cuando desperté con la noticia de que Bob Dylan había ganado el premio Nobel de Literatura. WHAT? Lo primero que imaginé fue a los miembros del jurado de la academia sueca oyendo “Knocking on Heaven’s Door” fumándose un churro. No había otra explicación lógica. Luego comencé a hacer asociaciones mentales y clarito vi a Kanye West arrebatándole el micrófono a Dylan durante la ceremonia de entrega frente a un perplejo, pero impávido, Rey Gustavo.

¿Qué estarán haciendo los perdedores favoritos del Nobel de Literatura, Haruki Murakami y Joyce Carol Oates? Supongo que Murakami corre y Oates tuitea. ¡Qué modernos! ¿Será lo que está tratando de hacer la Academia Sueca? ¿Modernizar sus estándares? Sigo confundida. En las redes comienzan a aparecer opiniones a favor y en contra, aparecen nombres como Springsteen y Milanés. Los amantes de Dylan expresan su deleite ante la selección de un artista que ha hecho canciones durante más tiempo de los que yo he pisado este mundo. Encuentro la mejor descripción de su música en las palabras de Bill Wyman (ex-bajista de los Rolling Stones) cuando describe su obra como ‘carente de convencionalismo… y de un lirismo exquisito’. De acuerdo. Aunque estos adjetivos también podrían aplicar a Silvio Rodriguez.

De primera instancia, me parece injusto que se le otorgue el premio a Dylan cuando hay tantos escritores y poetas merecedores. Los cantantes y compositores tienen sus Grammys. ¿Por qué mezclar la magnesia con la gimnasia? Nunca he sido una gran fanática de Dylan. Como la mayoría de los mexicanos, conozco sus canciones más populares (“Knocking on Heaven’s Door”, “Like a Rolling Stone” y “Blowing in the Wind”) y cuando las llego a escuchar las disfruto enormemente, pero ¿será porque no soy nativa que no alcanzo a apreciar la extensión de su contribución? Mi hija, quien confiesa no conocer muy bien a Dylan, está feliz de que sea un poeta. ‘Mamá, las canciones son poesía y la poesía es literatura. Y la poesía es muy difícil.’ Tiene razón.

Bob Dylan es un artista que ha expresado con su música los sentimientos y frustraciones de generaciones de estadounidenses. Un transgresor que encontró la manera de llevarle poesía al pueblo sin tener que dársela ‘picadita y en la boca’. La literatura no tiene que ser ‘alta’ para ser literatura. La literatura debe hacer que el lector piense, sienta, imagine y/o se transporte a otros mundos, tal y como lo hace la música. Entonces, ¿por qué no habrían de enredarse? El premio Nobel de Literatura a Bob Dylan es producto de este affaire.

Recuerdo las lindas palabras del trovador cubano Silvio Rodríguez cuando canta que ‘la era está pariendo un corazón’… yo digo que está pariendo un cambio.

 

Carolina A. Herrera nació en Monterrey, Nuevo León y se crió en la Ciudad de México. Es Licenciada en Ciencias Jurídicas por la Universidad Regiomontana (1989). Estuvo asimilada al Servicio Exterior Mexicano en los Consulados de Chicago (1991-1997) y Houston (1997-2000) como representante del IMSS. Desde el término de su comisión se ha dedicado a la traducción, interpretación y la capacitación de intérpretes. Vive en Aurora, Illinois, con sus hijos y Chester. #Mujer que piensa, es su primera novela. Síguela en twitter @blondieflowers