‘Corazón de hojalata’ de Margarita Saona

 

Corazón de hojalata / Tin Heart  de Margarita Saona
Pandora Lobo Estepario Productions, 2017, 64 páginas, $8.00, ISBN 978-1940856315

 

Cuenta una anécdota que, al escuchar cierto poema de Pessoa, la sucinta respuesta de Borges fue, “Qué bonita palabra, ‘corazón’”. En efecto, el corazón, más que ningún otro órgano, ha sido una constante del imaginario universal, no sólo en la poesía, sino también en la mitología y sus múltiples dimensiones: la estética, la política, la espiritual. Baste recordar las guerras floridas de los aztecas o las representaciones del llamado sagrado corazón del catolicismo: dos mitologías en las que el corazón se procura y se exhibe como garantía de supervivencia terrenal y promesa ultraterrena. Algo que ninguna de esas dos ideologías, ni ninguna otra, podría haber imaginado es la mitología del presente: el inexorable desarrollo científico. Y ese es, precisamente, el tema del poemario de Margarita Saona: el dilema de vivir en una era cuyos milagrosos avances hacen posible que, como ella misma lo escribe, el corazón que hasta hace poco animara otra vida, pueda latir ahora en su pecho.

Si bien desde el terreno de la literatura el avance científico se ha visto siempre con suspicacia, en el caso de Saona, ambos campos se encuentran, se cuestionan y se complican. Literata de vocación y beneficiaria directa del avance tecnológico, su poesía oscila entre el agradecimiento y el escepticismo. Es una tensión que se resuelve en aliento, en música y, sorpresivamente, en humor. Desde la bruma más densa, cuando la autora se encuentra auscultándose, queriendo escuchar el eco primordial, el pulso mismo de su humanidad, en lugar de latido, lo que escucha, nos lo dice con un genial y ágil giro humorístico, es “el constante/zumbido/de un refrigerador”.

Ni el dispositivo externo de la cita anterior ni el trasplante que eventualmente recibiera logran hacer de Saona una conversa a la causa de la ciencia moderna. Ésta podrá bien aliviar (remendar, insiste Saona, con una sonrisa) los males físicos, pero es incapaz de disipar la duda. Y es mejor así: las limitaciones de la ciencia dan paso a inquietudes eternas. La ciencia moderna opera milagros, pero deja el misterio esencial intacto; genera dilemas morales, pero ignora sus respuestas; diserta sobre la mecánica del cuerpo, pero enmudece ante el enigma de la existencia. Es en ese espacio gris, entre las virtudes de la ciencia y sus titubeos, donde la poesía de Saona se origina, se arraiga y se erige. Concebidos en una zona de penumbras, sus versos nos iluminan como un haz de luz y nos sacuden con la fuerza de un relámpago, como durante la espera de un corazón compatible, cuando la autora manifiesta su angustia y ambivalencia con una honestidad impactante, “compartiendo el destino/con un ave de carroña/negada la elegancia/de un ave de rapiña”.

Si la poesía de Saona tiende a la meditación filosófica, esto es gracias a que su obra se desprende de la experiencia, no del oscurantismo teórico. Y, no obstante, entre sus mejores líneas puede advertirse una sutil vena budista, una fe en la vida que es, como un mantra, profunda, sencilla y límpida. Es una fe segura de sí misma, plantada en su núcleo, como en un instinto.

De esta manera, y al contrario de lo que escribiera Cerati, un poeta estimado por ella, el corazón de Saona no delata: revela. Revela esperanza y duda, experiencia y gratitud. Revela también una mente ávida, inquisitiva, y un corazón rebosante que, si bien tiene motivos para cuestionar su suerte, tiene, en cada latido, un motivo más que celebrar.

 

Poemas de Margarita Saona en El BeiSMan.

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José Ángel N., autor de Illegal: Reflections of an Undocumented Immigrant