Manifestación en Dallas antes del tiroteo. Yana Paskova/Getty Images
¿Por qué un hombre o una mujer toma la decisión de ser policía en Estados Unidos?
Probablemente no es porque le preocupa la seguridad de su ciudad ni porque siente la vocación de proteger y servir. Ingresa al Departamento de Policía porque es una fuente de empleo más o menos remunerada, al menos mejor pagada que los que se ofrecen en un Target o en otra retail store. Sabe que ahí tendrá vacaciones pagadas, cobertura de seguro médico para la familia y un seguro de vida.
El trabajo de policía es meramente funcional. Si esa mujer o ese hombre hubiera alcanzado un nivel de consciencia para tener claridad de que, una vez puesto el uniforme, va a lastimar o matar a un civil, acaso reconsideraría su ingreso al Departamento de Policía. Igual si fuesen conscientes de que ellos mismos pueden ser heridos o muertos.
Si hubiesen alcanzado ese nivel de consciencia, muy probablemente no solicitarían ese empleo. Lo mismo opino del soldado o del marine. La consciencia los llevaría a mirar todas las implicaciones.
¿Cuál es la función de un policía en nuestros días? Antes que nada mantener y salvaguardar el estado de cosas.
Ese estado de cosas en Estados Unidos (y en gran parte del mundo) está lleno de frustración. De muy poca gente (el 1%) que lo tiene todo y de mucha gente (el 99%) que cada vez sobrevive con menos. De gente que no solo trabaja en empleos mal pagados y en los que no siente conexión alguna. De gente que vive abrumada por las deudas. De gente que no ha tenido la formación académica para mirar sus prejuicios. De gente que ha llegado a tener una licenciatura o una maestría y siguen sin mirar sus prejuicios. De gente que se prepara en universidades de prestigio para tener éxito (y éxito significa ser parte del 1%).
A cambio, a la mayoría de la gente la llenamos de espectáculos. De cosas que nos distraigan del dolor cotidiano. De cosas que nos impidan ver y sentir nuestra realidad.
Vivimos en un mundo en que todo es negocio. La educación no es formativa sino generadora de ganancias. Los policías no son servidores públicos sino parte de una estructura corporativa.
Es doloroso saber que ahora han muerto dos afroamericanos en Baton Rouge y Saint Paul. Es doloroso saber que han muerto cinco policías en Dallas. Que el dolor nos lleve a la reflexión y que comencemos a cuestionar el estado actual de las cosas.
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Raúl Dorantes. Llegó a Chicago a finales de 1986. Desde 1992 se ha dedicado a la publicación de revistas culturales: Fe de erratas, Zorros y erizos, Tropel, Contratiempo y El BeiSMan. En la actualidad es director del Colectivo El Pozo y es autor de la novela De zorros y erizos. Ars Communis Editorial publicó su colección de cuentos Bidrioz.