Del performance a la catarsis del desamor y… Ayotzinapa


Febronio. Foto: M. Litwicki

 

El pasado viernes visité por primera vez La Casa de Óscar López en Humboldt Park. El motivo fue presenciar el ensayo del performance 20 canciones en desamor y… Ayotzinapa de Colectivo El Pozo, escrito y protagonizado por el poeta Febronio Zatarain, dirigido por el dramaturgo Raúl Dorantes, musicalizado por Emiliano Rojas, Alycya Magaña y el propio Febronio. Esta ‘casa’ es un lugar muy peculiar; es como estar en el living propio entre varios sofás vintage que acogen alrededor de 30 a 40 personas creando una atmósfera muy íntima. Qué emocionante sentir esa cercanía con el actor o performer, donde uno forma parte del juego escénico. Éste fue uno de los últimos ensayos, de casi 30, que han tenido Febronio y Raúl, quienes comenzaron a ensayar desde diciembre de 2015. 

Minutos después de mi llegada, Febronio comienza a beber un vino español para relajarse, en el fondo suena música clásica y se escuchan las indicaciones de Raúl hacia Mark y Emily, quienes asisten el ensayo esa noche. Enciendo mi grabadora a prisa, antes de que se desvanezca ese instante donde Febronio me comparte cómo este performance nace de su propia experiencia con un desamor, de aquella herida y catarsis que procesó a través de su última obra poética 20 canciones en desamor y un poema sosegado. Este poemario fue pensado por él desde 1994, con el fin de crear un homenaje a compositores de música popular como José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Leonardo Favio, Leo Dan, Piero, Cornelio Reyna, entre otros, y que retomó hasta el 2012 como terapia de una ruptura.

A un año de finalizar su poemario, Febronio decidió llevar el desamor a otro terreno: el socio-político. Sus experimentos con el performance durante la serie Prohibido leer de la revista Contratiempo y una visita a México ayudaron a dar un twist a su performance del poemario. “¿Cómo se dice Ayotzinapan o Ayotzinapa?”, preguntaba Febronio a su audiencia y concluía “no sé que me duela más, tu abandono o Ayotzinapa”. Ante la sorpresiva reacción de la audiencia y los comentarios positivos de esa mezcla entre poesía y una cruda realidad, Febronio le entrega una nueva visión a su performance que vendría a ser dirigido por su gran amigo Raúl. Esta cercanía como amigos produce una sinergia mágica al momento de poner en escena el performance donde Febronio actúa como el propio Febronio. Su consciencia, protagonizada por Emiliano Rojas (y en ocasiones por Alycya) nos ofrece una ventana a esa complejidad del desamor ante un mundo caótico y frío. 

Después de media hora y tras una tercera llamada, comienza el ensayo al ritmo de la notas del tema sesentero “Can’t Take My Eyes Off You” al mando de Emiliano. Poco después entra en escena Febronio con una poesía metafórica que remite a los poemas de Pablo Neruda:

El Michigan tiene la quietud del Getsemaní
Su silencio me pone alas
Hace más de veinte siglos uno se entrego por millones
Ahora miles de hojas se entregan por uno
Llega la sed y me sueltas agua de luz
Todo es transparencia. 

El lenguaje agridulce, humorístico y moderno que conduce el performance de Febronio nos invita a montarnos en nuestro propio vagón del recuerdo. Y mientras Febronio continúa sus líneas, pienso en Nicanor Parra, una de sus mayores influencias. Febronio sabe cómo acercarse al espectador moderno, aquel que conoce de rompimientos por e-mail. 

Uno nunca sabe lo que viene
Tal vez algún día el cargador entre en desuso
Y el wi-fi me resucité en tu mailbox
Y tú al verme de nuevo en la red
Vivas el infierno del e-mail inconcluso
puesto en la basura por la mano virtual

Y muy sutilmente, nos adentran al tema de Ayotzinapa con un gran homenaje a los 43 a través de esa memoria revivida con soundbytes de noticieros, con las menciones de los nombres de los estudiantes, con preguntas que flotan, con el recuerdo de Julio César Mondragón. Hay varias sorpresas dentro del performance, una muy especial es aquel canto tradicional “Xochipitzahuatl” en náhuatl interpretado por Emiliano, quien brilla por su aporte musical y su naturalidad debutando en la actuación. Por otro lado, la omnipresencia de la madre nos acerca a nuestra sensibilidad humana. ¿Quién no necesita de ese bello ser cuando estamos en un hoyo emocional? Y entre canciones populares en inglés y en español, es imposible no sentir suyo este desamor.

A lo largo del performance, conocemos una gran verdad, vendrán otros veranos, vendrán otros amores, pero siempre, es posible recordar a los desaparecidos si mantenemos la memoria viva. Se me han revuelto todos los sentimientos y eso que apenas es el comienzo. Tiene razón aquel que le dijo a Febronio en México que con su performance es la mejor manera de hacer política. Ante un país que reclama justicia a 16 meses de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la rural de Ayotzinapa es imposible mantenernos ajenos y sobre todo por medio del arte. Febronio y Raúl entienden perfectamente eso. Saben que este diario poético teatralizado es el espejo de cada teatro interior del ser humano y que sirve de puntapié para trazar un desamor social.

¿Y tú qué escogerías, un desamor o Ayotzinapa?

 


Febronio. Foto: M. Litwicki

 

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Rocío Santos. Escribe para descubrir y dibuja sonidos. Productora, conductora y disc jockey en Vocalo 91.1FM (Chicago Public Media) y WLUW Rock Sin Anestesia 88.7FM.