Dos cineastas del Medio Oriente

 
Buda explotó por Vergüenza, de Hanna Makhmalbaf.

 

¡Libertad! ¡Derecho! ¡Justicia!
Siempre quedará una en pie gritándolo.
—María Elena Sancho

 

En todos los ámbitos las mujeres han tenido que luchar por espacios donde ejercer sus profesiones, ya que estamos acostumbrados a ver el mundo desde la óptica masculina, sintiendo y hablando en un lenguaje universal definido por la fuerza y seguridad que “caracteriza” a los hombres. El cine no es la excepción y especialmente cuando lo vemos desde esa óptica occidental que se rige más por los intereses de corporaciones cinematográficas que por calidad y esencia. ¿Qué pasa cuando volteamos la mirada y apuntamos en el cine a observar el trabajo de Oriente y hecho por mujeres? Pues nos encontramos con un cine de denuncia y sensibilidad, todo desde un punto de vista intimista que juega con metáforas, imágenes y realidades. Directoras como Hanna Makhmalbaf de Iran y Haifaa al Mansour de Arabia Saudita, sin la necesidad de hacer uso de efectos especiales o diálogos rimbombantes, nos han permitido reflexionar sobre el hermoso trabajo en dos cintas, pues en la sencillez radica la belleza. La primera película es Buda exploto por la Vergüenza y, la segunda, La Bicicleta Verde.

Buda explotó por Vergüenza fue dirigida por Hanna Makhmalbaf con tan solo 17 años en 2007. Esta película sigue un estilo documental dramático y con actuaciones simples. Trata de contar la historia de Bakhtay, una niña que vive junto a su madre y hermano en las cuevas cerca de Los Budas de Bamiyan, que fueron explotados en el 2001 por el gobierno en Afganistan. Bakthay desea desesperadamente aprender a leer y por lo tanto hará todo lo necesario para conseguir un cuaderno y a falta de lápiz usará el labial de su madre para ir a la escuela sin importar enfrentarse a la indiferencia de los adultos, niños que intimidad y replican la realidad de los grandes y una escuela sin las condiciones para otra niña. Esta es una película que sugiere al espectador y espectadora reflexionar sobre los derechos de la niña y el niño, las desigualdades entre hombres y mujeres que se ven marcadas desde la infancia y el conflicto bélico. Y todo visto desde los ojos de la pequeña Bakthay. A través de la ficción y la realidad, la película hace de esta historia un baño de agua fría ¿Cuantas pequeñas Bakhtay habrán también en el resto del mundo? Niñas carentes de oportunidades de ir a la escuela ya sea porque deben quedarse en casa cuidando a sus hermanos pequeños o apoyando a la madre en las actividades del hogar y en otros casos volviéndose madres o esposas desde muy temprana edad. Es claro que el objetivo de esta joven directora que no tenía ni 18 años cuando dirigió esta cinta, es mostrarnos la persistencia y la esperanza que guarda Bakthay, su oposición a participar en los juegos de guerra sugieren libertad que se mezcla con la ternura, tristeza e impotencia en el transcurso de la cinta. Bakthay sin saber leer se vuelve maestra en esta escuela que llamamos vida.

 


La Bicicleta Verde o “Wadjda”, de Haifaa al-Mansour.

 

La Bicicleta Verde o “Wadjda” es una película sencilla en técnica y argumentación, pero con un planteamiento y una historia significativa para el espectador o espectadora capaces de observar la brecha entre mujeres y hombres. Los diálogos y escenas acertadas hacen de esta película una pieza del cine que no puede pasar inadvertida. Desde una muñeca con turbante o un afiche de comercial de desodorantes cubierto con parches oscuros, nos permiten entrar en la vida de la mujer musulmana en Arabia Saudita y ver esas diferencias entre hombres y mujeres que se van gestando desde la niñez. El hecho que esta cinta sea la primera película de largo metraje dirigida en Arabia Saudita por una mujer, genera un alto grado de expectativa en este llamado al mundo por la lucha de los derechos de las mujeres. La directora Haifaa al-Mansour nos muestra una historia real inspirada en la vivencia de su sobrina. La heroína de esta cinta es Wadja, una niña de 10 años, curiosa, valiente, alegre, atrevida y algo ingenua, que desea tener una bicicleta para poder competir contra su amigo Abdullah, con quien no debería jugar a solas. Los buenos principios y disciplina para formar mujeres prudentes y obedientes, crean un conflicto de intereses en Wadja, ella quiere esa bicicleta verde y las bicicletas no son juguetes para niñas. La Bicicleta Verde nos deja un claro mensaje de la gran lucha de las mujeres no solo en medio oriente, sino del mundo, en todas las partes del planeta las mujeres somos víctimas de acoso verbal y hasta físico en las calles, somos obligadas a luchar y reivindicar nuestros derechos en la toma de decisiones no solo de nuestros cuerpos, sino también de nuestros destinos. La película lleva un claro mensaje de denuncia y al mismo tiempo de esperanza, la sororidad que puede existir entre las mujeres al volver el dolor de una parte de la otra, lo vuelve un vínculo indestructible.

Creo que vale la pena ver y compartir estas películas sin dejarnos llevar por el género de las cineastas. El mensaje de estas niñas grandes, nos invita a repasar la historia y comenzar a cuestionar el proceso de lucha de los derechos de las mujeres en el mundo. No podemos hablar de Oriente sin tomar en cuenta que en Occidente se violan a diario los derechos de la mujer, pero esto se invisibiliza en formas nuevas. Sin importar la clase social, religión, nacionalidad, ideología como sociedad seguimos teniendo el reto de reivindicar los derechos de todas las mujeres en el mundo.

 

 ◊

Lourdes Soto. Tegucigalpa, Honduras (1986). Licenciada en Trabajo Social, UNAH. Fotógrafa aficionada, ha expuesto en la Casa de Cultura de Comayagua con el nombre del montaje UrbeRealidad. Participó en el 2do Festival Internacional de Occidente de Poesía femenina Amada Libertad, en El Salvador; 2014. También participó en el Concurso internacional de poesía Altino 2014 – Primera edición con tema Raíces, y su poesía fue expuesta en la plaza frente al Museo Arqueológico de Altino en Venecia, Italia. Pertenece al movimiento poético Las de Hoy en Tegucigalpa.