El abrazo de la serpiente

 

“No puedes evitar que aprendan. El conocimiento es de todos, pero no lo entiendes porque eres blanco.”
—Karamakate

 

Era octubre del 2015 cuando escuché hablar por primera vez sobre El abrazo de la serpiente. Una amiga española me comentaba con entusiasmo sobre esa película colombiana y le sorprendía que pocas personas hubieran escuchado sobre ella. Pronto comenzamos a buscarla y mi curiosidad crecía porque no encontraba ningún enlace en la red para verla, mucho menos conocía sobre el director. En el 2016 llegó la noticia que esa película era nominada a los premios Óscar, así que las posibilidades de verla eran más grandes. Pero nada. Aún no aparecían los enlaces. Gracias al festival Ecozine celebrado en la ciudad de Zaragoza, en mayo, la pude ver. La puesta en cartelera coincidió con la gira de una de la hijas de Berta Cáceres por Europa. Cáceres, activista y ganadora del premio medio ambiental Goldman en el 2015 y brutalmente asesinada el 3 de marzo de este año en Honduras.

El director colombiano de esta joya cinematográfica se llama Ciro Guerra y tiene tan solo 34 años. Era obvio que el filme no resultara premiado con un Óscar por su mensaje ecológico y su intensión reivindicadora de los pueblos originarios.

La historia está narrada en dos tiempos: 1909 y 1940. Los protagonistas son Karamakate —chamán amazónico y último superviviente de su tribu— y su viaje en búsqueda de la Yakruna —una planta sagrada difícil de conseguir pero que necesitan dos científicos en diferentes tiempos pero en el mismo lugar: el alemán Theodor Koch-Grünberg y el estadounidense Richard Evans Schultes. Los personajes de los científicos fueron basados en personales reales e inspiraron el filme a través de sus diarios. La fotografía en blanco y negro vuelve al filme sumamente cautivador por sus hermosos paisajes amazónicos. La película es un deleite visual y auditivo. La banda sonora está compuesta melódicamente entre diálogos en lenguas nativas mezcladas con el español y el alemán. Las influencias que el director puede tener me hacen recordar a Luis Buñuel y no puedo dejar de pensar en Macondo de Gabriel García Marqués, y hasta me atrevería a ser osada y mencionar El Perfume de Patrick Süskind.

Los diálogos son sencillos pero al mismo tiempo son profundos. Los mensajes están cargados de política, crítica, ironía y libertad. Nos hacen olvidarnos de las fronteras y nos ponen a recapacitar. Nos recuerdan que no tenemos mucho tiempo para salvar el único hogar que habitamos: el planeta Tierra. La película está dedicada acertadamente “a los pueblos cuyas canciones no conocemos”; a esos pueblos que fueron arrasados: primero, por el genocidio de la colonización y, luego, arrasados por la industria. Arrasaron los recursos en América Latina, tales como el caucho y lo utilizaron para la fabricación de armas para seguir arrasando otros pueblos en diferentes partes del mundo.

El abrazo de la serpiente disemina un mensaje ecológico y, al mismo tiempo, metafísico. Nos invita a buscar en nuestro interior y conectarnos con nuestras raíces, independientemente del lugar que seamos: “Un espíritu no tiene memoria, solo vaga por el mundo”.

El abrazo de la serpiente es un filmepara ser visto más de una vez y es inspirador para los pueblos en lucha y que resisten contra la voracidad de las transnacionales que buscan apoderarse de los recursos naturales en confabulación con los gobiernos en turno ya sean de derecha o de izquierda. El abrazo de la serpiente evoca a las y los defensores de Pachamama, la madre Tierra, en cualquier parte del mundo. Seres valientes y comprometidos que han dado su vida por defender lo más sagrado: la vida de nuestro planeta y el respeto por nuestro origen, nuestras raíces: los pueblos originarios.

 

Lourdes Soto. Tegucigalpa, Honduras. Estudia el Máster en Relaciones de Género en la Universidad de Zaragoza, España. Fotógrafa, ha expuesto su trabajo en Honduras e Italia y en varios medios electrónicos. Su obra poética ha sido publicada en 7Lune, Italia; La Tribu de Frida, España y El BeiSMan, Estados Unidos, entre otros. Participó en las antologías poéticas Las de hoy, Honduras; Landais de Hispanoamérica La Luna e i Serpenti, Italia, y Chamote una Amalgama de voces poéticas de nuestra América, Argentina. Actualmente trabaja en su poemario En los brazos del tiempo.