El ajedrez de los dioses

 

Desde el eterno olvido

a Marina Gallardo

 

Quisiera yo también decir no recuerdo,

de la manera como el ánima de mi madre

se despejó de todo sortilegio de vida,

de toda sospecha de dolor y de muerte.

 

¿Qué ayes la llevaron al solar del olvido

donde se quedó aguardando a sus hijos?

Sus hijos no sabían que de noche deshilaba

los años de confección, vigilia y angustia.

 

Para que los memoriosos no sufrieran,

para que los temerosos no temblaran,

se olvidó ella primero de sí misma.

Marchitó para que las crías retoñaran.

 

Era una manera de ser flor y composta,

era la precaución de convocar las manos

de los artesanos y de los sepultureros,

era la manera distante de seguir en vigilia.

 

Una vez me retó y me preguntó exaltada:

Vaya, a ver si te acordás quién soy yo

Me quedé sin habla. Creí que deliraba.

Luego me dijo: Soy la madre que te parió.

 

El que olvidaba era yo, quien deliraba era yo.

Aun así dilaté hasta el día de su total olvido,

para comprender, para aprender a estar vivo:

Ser el sueño que ella tuvo y no logró contar.

 

Ahora comienzo a cobrar el ocre de las hojas

y a radicarme en el adobe que dejó en el solar,

remedo de casa que pretendo levantar en sitio,

aquí solamente versa el desasosiego y el ruido.

 

Oráculo de humus, memorioso y temeroso yo,

tendré que simular la demencia senil de mi madre,

para que las hormigas no me desfiguren en vida.

Desde su eterno olvido mi madre me vela todavía.

 

 

Paradiso

 

Los corazones van a dejar de palpitar a las doce.

Pero los niños van a seguir jugando en el jardín.

Hay una consagración de amor desnudo y carnal

en el círculo primordial del Tigris y el Éufrates.

Aunque las serpientes y los ángeles tramen ufanos,

los niños seguirán jugando desnudos y sexuales,

mientras Dios sin nombre trame la circuncisión.

 

Los corazones van a dejar de palpitar a las doce.

Ha llegado el fin del paraíso: ha nacido la maldad.

Los agentes de Dios, las serpientes y los ángeles,

han circuncidado a niños y mutilado a las niñas.

Pero las criaturas van a seguir jugando en el jardín:

nunca Dios podrá contra la inocencia de los niños.

 

 

El ajedrez de los dioses

 

juego de reyes y rey de los juegos

cómo sabes reducir la espera vital

otorgándole a la palabra número

desmintiendo el logos y el todo

 

ajedrez combinatorio espacial

cómo designas las frías losas

donde los fatuos pasos del rey

siempre terminan en la nada

 

en las vetas de tu falso laberinto

hombres y mujeres igual sueñan

ser las piezas mayores cuando

 

en las eternas noches de insomnio

indolentes los dioses se entretienen

con la ciega fidelidad de los peones

 

 

León Leiva Gallardo participará en el homenaje a los poetas Armando Romero y Roberto Echavarren el jueves 13 de abril en DePaul University, 2350 N. Kenmore, en Chicago.

León Leiva Gallardo Escritor hondureño radicado en Chicago. Autor de las novelas Guadalajara de noche (Tusquets Editores, 2006) y La casa del cementerio (Tusquets Editores, 2008); de los poemarios Palabras al acecho en la coedición Cuatro poetas latinoamericanos en Chicago (Vocesueltas, 2008), Tríptico: Tres lustros de poesía (MediaIsla Editores, 2015) y Breviario (Ediciones Estampa, 2015). Recientemente fue publicado en la antología Voces de América Latina (MediaIsla Editores, 2016).