El Hotel de los Secretos alegoría para un México en crisis


El hotel de los secretos.

 

El hotel de los secretos,telenovela de Televisa, comenzó a transmitirse por Univisión a partir del 25 de enero en Estados Unidos.

Según el departamento de publicidad de Univisión El hotel de los secretos es un drama que toma lugar en México al comienzo del siglo 20. Ésta es una adaptación de la creadora de la serie española Grand Hotel, de María Renée Prudencio. Originalmente se transmitió en España durante la temporada del 2011 al 2013.

Esta nueva versión de El hotel de los secretos la produce Roberto Gómez Fernández, hijo de Roberto Gómez Bolaños, creador de los personajes El Chapulín Colorado y el Chavo del Ocho.

El hotel de los secretos incluye escenas en el edificio histórico La Castañeda en Amecameca, estado de México. Dicho edificio fue un hospital psiquiátrico durante la Revolución Mexicana. La telenovela promete referencias históricas al periodo de comienzos del siglo 20.

Al inicio de esta opereta de jabón (soap operas, se le llama a las telenovelas en inglés), dos extraños —Alicia Alarcón y Julio Olmedo— se conocen en un tren de pasajeros. Alicia resulta ser la hija de Doña Teresa, dueña de El hotel de los secretos. Julio —por coincidencia telenovelera— se dirige al mismo hotel a buscar a su hermana Cristina Olmedo, quien trabajaba como la gerente del hotel y ha desaparecido sin dejar rastro.

Para investigar la desaparición de su hermana, Julio se las arregla para conseguir un trabajo de mesero en el hotel.

Según la publicidad, esta serie estará llena de “traiciones, asesinatos y fantasmas”.

La promoción agrega que bajo la respetabilidad burguesa de Doña Teresa, “hay una plétora de secretos oscuros”.

Como se va desarrollando la trama —da cuenta la promoción— se develará “una sórdida historia de engaños, intriga familiar, fantasmas del pasado, traiciones y hasta asesinatos, todo centrado en un aparente respetable y elegante hotel”.

No soy psicólogo ni adivino, pero me parece que aquí hay una referencia obvia al México actual con eso de “secretos oscuros, traiciones, asesinatos y fantasmas”.

No imagino un peor momento para presentar esta clase de “entretenimiento” cuando México se encuentra sumergido en una lucha por la sobrevivencia. Bien sabemos de los 151, 233 homicidios, las 27,638 personas desaparecidas, los 11,608 quejas de tortura, los miles de secuestros, la exorbitante corrupción y la casi total impunidad desde lo más alto a los más bajo del escalafón social.

Es interesante que ubiquen históricamente esta telenovela con el inicio del siglo 20 cuando comenzó la revuelta por derrocar al dictador Porfirio Díaz. No me extrañaría que resucitaran la figura del dictador en algunos episodios.

Hace un año los parientes de Díaz —quien murió en París— intentaron con poco éxito regresar los restos del dictador a México, pero el consenso fue que el acto dañaría aún más la presidencia de Enrique Peña Nieto. Entonces Peña Nieto se encontraba enfrascado en la crisis por los 43 normalistas desparecidos y el escándalo de la Casa Blanca, entre otras barbaridades.

Por coincidencia, recientemente la revista Proceso publicó un número especial sobre los pobres y los ricos durante la época de Porfirió Díaz.

Los pobres andaban vestidos de calzón de manta y muertos de hambre mientras la gente del dictador los removía de las calles del Distrito Federal para que los dignatarios que visitaban la Capital para felicitar al dictador no se ofendieran.

Por su parte los ricos —casi todos afrancesados— vivían con opulencia y despilfarro en grandes mansiones y no tenían empacho en que el país estuviera a punto de reventar de tanta injusticia.

Con la tragedia actual que se vive en México no creo que los mexicanos en Estados Unidos quieran entretenerse de esta manera cuando viven bajo la amenaza de ser deportados, o cuando algún pariente ha sido levantado o está desaparecido en México.

La promoción de El hotel de los secretos también indica que algunos exteriores fueron filmados en San Miguel Allende, Guanajuato.

Tanto Proceso como La Jornada han documentado como ciertos gobernadores mexicanos asignan parte del presupuesto a Televisa para que ubique sus producciones en ciertas localidades para promocionar sus estados.

Al asignar parte del prosupuesto a promocionar lugares turísticos, también dejan a un porcentaje de la población sin servicios sociales que combatan la pobreza y la falta de empleo digno.

Yo sugeriría que si le entregan la llave para entrar a ese hotel de ficción, mejor no entre y póngase a reclamar un fin a la impunidad en México. Asmismo se le envía un mensaje a Televisa para que deje de chuparse el presupuesto nacional. Sería mejor que informe al país, entretenga con inteligencia y no distraiga tratando de perpetuar que las cosas sigan como siempre: muy mal para millones de mexicanos.

 

Antonio Zavala, escritor y periodista, también participa y dirige el grupo Coyolxauhqui Danza Azteca y el grupo de teatro Carpa Quinto Sol.