El pop etéreo de Buscabulla: nitidez y complejidad

 

La primera vez que oí a Buscabulla fue a principios del verano pasado. Fue entonces cuando escuché su canción “Sono”. Ya hacía mucho tiempo que no había escuchado un pop tan limpio y seductor al mismo tiempo. Su estilo vintage latino me enganchó y quise saber más de aquella voz femenina que me había cautivado. ¿Por qué no la había escuchado antes? Me dediqué a investigar más sobre ella y encontré su soundcloud, en el que solo había un par de covers que databan de un año atrás. Entre ellos había uno donde interpretaba Frankie Ruiz. Esta mezcla me pareció fascinante; era una voz melódica que se hacía acompañar por sintetizadores a un ritmo lento de salsa. ¡Obviamente se trataba de un salsero puertorriqueño!

Buscabulla es de esos tesoros raros que se pueden encontrar on-line, una verdadera aguja dentro del pajar. Pero sinceramente, no llegó a mí por casualidad. Buscabulla —el dueto nativo de la isla del encanto— ya radicaba en Brooklyn el día que se anunció el concurso Get out of the Garage organizado por Guitar Center y Converse a principios de 2014. En éste fueron escogidos para grabar profesionalmente con el productor Dev Hynes, mejor conocido como Blood Orange. Desde entonces, vertiginosamente comenzaron a participar en escenarios reconocidos, como el SXSW 2014. Fue ahí que capturaron el oído de la prensa nacional e internacional y exhibieron su sonido por todo Latinoamérica. Más recientemente, el grupo asistió al festival internacional de nuevas tendencias eclécticas y contemporáneas en la ciudad de México: NRML Festival. 

Buscabulla es ante todo la nitidez y complejidad de sus composiciones, un pop etéreo, suave, femenino, disfrutable y complaciente al oído. Sus sonidos son atrevidos, cultivados con sintetizadores y acompañados por una voz melódica, misteriosa y sensual emitida por Raquel Berrios y las guitarras de su acompañante y pareja Luis Alfredo del Valle. Ambos producen ondas electrónicas contemporáneas que reinterpretan la tradición musical caribeña. 

Con nostalgia puedo decir que existe una larga brecha temporal que separa a Buscabulla de aquella otra generación de músicos-arreglistas latinoamericanos de pop inteligente en Estados Unidos. Me atrevo a decir que ya pasaron unos 10 años desde aquella escena que fusionaba sus composiciones con ritmos nativos. Eran simplemente genios que veneraban a sus ídolos de la vieja escuela mediante exquisitas readaptaciones y erráticas instrumentalizaciones. Esa misma escena permaneció intacta y en silencio ante la desaparición de proyectos como Pacha Massive; Los Súper Elegantes con su mariachi-punk; las fusiones salseras de Blanquito Man en su agrupación King Changó; los matices electro-pop de la banda puertorriqueña Superaquello; y, recientemente, el latin-soul de los Echocentrics. Sin embargo, hoy este dueto emergente puertorriqueño despierta nuevamente el género de la fusión.

Basta escuchar cualquiera de las composiciones de Buscabulla para notar el impacto neoyorquino en sus sonidos híbridos tropicales que contraen la herencia latinoamericana de las décadas de 1970 y 1980: salsa dura, la Fania, la tropicalia, ritmos funk, ritmos tribales, rock, marimbas, sampleos y filtros que en conjunto narran historias inteligentes. 

En sus líricas radica lo moral, las utopías de la vida, la indecencia, proyectadas con delicadeza y feminidad a través de arreglos melodiosos y energéticos. Las líricas de Buscabulla suenan sensuales bajo la exquisita interpretación de Raquel Berrios. “Métele” sería un tema cerril bajo cualquier otro contexto, pero no para la belleza narrativa y el léxico caribeño con el que sus compositores lo exponen. Con el grado de sensibilidad que esta producción representa, formó parte de la banda sonora de Mala Mala, un documental sobre la comunidad trans puertorriqueña.

Pero sin lugar a duda “Caer”, el último sencillo de su EP, es la cúspide de una carrera apenas naciente. No puedo imaginar lo que estos dos chicos puedan llegar a producir en un futuro, espero y muy cercano. “Caer”,en definitivo, es parte de lo más escuchado en mi playlist. Es una resonancia que juega con dualidades, las guitarras roncas y pesadas de Del Valle, lo serio, lo obscuro, lo esotérico en contra del coqueteo divertido de su vocalista, la frescura y la alegría de un chekeré y una cowbell. Es un ritmo upbeat que te ínsita a mover lentamente la cabeza, el cuello, la cadera, el encuentro perfecto de un pop y una electrónica bailable muy al estilo latino, ¡con sabor!

Pocos han sido los sonidos frescos y duraderos producidos por una mujer, pocas son las representantes latinas en Estados Unidos, pero son aún menos las chicas que se han atrevido a entrar en la categoría vanguardista como Raquel Berrios dentro de Buscabulla. Y cabe mencionar que Berrios además de ser una artista, mujer latinoamericana, asume la responsabilidad de ser compositora, arreglista, profesionista, esposa y madre. Ha busca-do su rol propio y se ha atrevido a ser, sin importar cuanta bulla cause en su camino.

 

 

Stephanie Manríquez. Escritora y periodista mexicana, reside en el área de Chicago. Es integrante del consejo editorial de la revista contratiempo y forma parte de un dúo de entusiastas musicales: The Ponderers.

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