Entrevista con Lechedevirgen Trimegisto (Felipe Osornio)


Lechedevirgen Trimegisto. Foto: Herani Enríquez Amaya

 

Hace un año, Lechendevirgen Trimegisto publicó en El BeiSMan el artículo “Al Final del Arcoíris: Diversidad vs. Adversidad sexual” como parte del dossier sobre Diversidades Sexuales. Este año Lechedevirgen ha venido a Chicago como invitado a participar en el festival de performance Rapid Pulse 2015 y El BeiSMan lo entrevistó sobre la popularidad del performace y, en particular, sobre su presentación en Chicago: “Inferno Varieté”.

 

 

EL performance como expresión artística está llegando a un siglo de existencia y pareciera que vive en la cúspide por todo el mundo, ¿a qué se debe?

El performance tiene la característica de adaptarse a las necesidades actuales, pienso que su popularidad es posible debido a su capacidad de mutar y entrar en prácticamente cualquier tipo de contexto o espacio. Creo que el espacio del arte acción acoge a muchos creadores debido a las posibilidades que ofrece como una burbuja para desarrollar tu propio método creativo y discurso artístico. El performance no conoce de fronteras, quizás por eso está en su “cúspide” globalmente hablando.

 

El performance como toda expresión artística requiere disciplina y, sobre todo, mucho trabajo para presentar algo original. Ahora bien, la abundancia de actos de performance tanto en los grandes museos como en los cafés de barrio y el cabaret de la esquina, ¿no existe una sobre valoración del performance como arte? ¿Por qué?

Pienso que efectivamente existe una sobre-valoración del arte de performance, existe debido a la falsa creencia de lo “fácil” que resulta su ejecución o creación. El público también está acostumbrado a legitimar cualquier acción automáticamente como arte mientras se presente dentro de una galería o teatro o museo. Hace falta un juicio crítico desde la audiencia con el artista y auto-crítico del artista con su propia obra. Pienso que se pueden encontrar magnificas piezas de arte de performance fuera de los museos, en los bares o cabarets de las esquinas, creo que el valor del trabajo de un artista es independiente al espacio donde se presenta. En mi experiencia comencé también en bares y espacios no oficiales, eso no representó una desventaja para mi crecimiento, al contrario, lo encuentro como algo bastante valioso, el público y el contexto cambian todo el tiempo lo cual te obliga a cambiar tus estrategias y puntos de vista respecto a tu propio trabajo.

 

Uno de los gurus del performance en la comunidad “chicana” o latina en Estados Unidos, parece ser Guillermo Gómez Peña. A Chicago vino varias veces y algunas de sus presentaciones además de pretender ser provocadoras se volvían efímeras, provocaban una carcajada y después de la presentación se olvidaban. Sin embargo el nombre Guillermo Gómez Peña suena como referencia. ¿Cuál ha sido su impacto e influencia en México?

Guillermo y su obra han sido un claro referente para muchos de nosotros, artistas de las nuevas generaciones de performance en México. Yo fui su alumno y he colaborado con él y con La Pocha Nostra múltiples veces, le reconozco como una de mis influencias más cercanas y también como una fuente de inspiración y admiración. Él dice que es algo así como mi “Madrina del humor”, justamente me ha ayudado a aprender a provocar esas carcajadas en el público, un humor ácido y crítico que puede llevar a un cuestionamiento personal o reflexivo. Creo que Guillermo entiende que los tiempos cambian y es por eso que está enfocando últimamente su trabajo a colaborar con artistas jóvenes, para generar lo que llama un diálogo intergeneracional. Es importante entender nuestras propias limitaciones y desde allí continuar creando conectándonos con otros. Mi contexto es diferente, mi trabajo por lo tanto también lo es, cada vez me siento un poco más cerca de encontrar mi propio camino y forma de hacer las cosas, es un trabajo de toda una vida, uno necesita ciertos referentes para poder dar los primeros pasos.

 

Al igual que las artes plásticas, ¿existe un performance popular y otro high brow?

No me gusta hacer separaciones entre lo alto y lo bajo, creo que existe público para todo y en lo personal me gusta hacer esos puentes entre lo que se puede considerar un “performance popular” parecido al espectáculo y el show, y otro de “alto estándar” mucho más conceptual y minimalista. En pocas palabras mi trabajo oscila siempre entre muchos espacios, se retro-alimenta de lo más simple hasta lo más complejo. Creo que lo único que debe importar es la claridad en el trabajo, para mí el artista es alguien que comunica algo, uno tiene que perfeccionar esa forma de comunicar tu propio discurso, sea para el público general o para las audiencias más eruditas o especialistas en el tema. Trato de universalizar mi obra, cosa que es bastante complicada.

 

El performance parece ser un medio natural en la comunidad LGBTQ, ¿a qué se debe?

Diría que se debe al peso que tiene el cuerpo como eje central de las propuestas de performance, es muy importante tener en cuenta que la comunidad LGBTQ se encuentra mucho más relacionada con los temas que atraviesan el cuerpo: género, raza, clase, edad, pertenencia, etc. Esos condicionantes pueden generar espacios de privilegios y desventajas, muy probablemente la comunidad LGBTQ tiene que estar consciente de estas líneas transversales que están alrededor de las prácticas e identidades sexuales, es ahí donde el cuerpo se convierte en el epicentro de dichos procesos creativos y/o políticos, y por lo tanto el performance, así como el activismo, aparecen como una de las herramientas mejor solicitadas para llevar acabo dichos procesos.

 

Vienes a Chicago a un festival de performance Rapid Pulse 2015, ¿cómo llegaste a ser parte de la programación y qué presentarás a la audiencia de Chicago?

Desde hace más de un año comencé con el proyecto “Inferno Varieté” una serie de performance alrededor de temas relacionados a violencia, homofobia y masculinidad en respuesta a esos espacios de injusticia y opresión que se viven cotidianamente, pequeños infiernos en vida que vive la gente en México y alrededor del mundo. Decidimos presentar el proyecto a la convocatoria de Rapid Pulse 2015 y fue aceptado, es por ello que ahora tengo la oportunidad de presentar mi obra por primera vez en Estados Unidos. La audiencia en Chicago puede esperar encontrarse con un “show” basado en el teatro de variedades, que no es lo que aparenta, y que en el mejor de los casos invitará a la reflexión, el diálogo y a volver a problematizar los privilegios y condenas que conlleva la masculinidad, entre otras cosas. Creo que traigo conmigo un buen arsenal del horror mexicano, en todos los sentidos, jaja.

Lechedvirgen Trimegisto en Rapid Pulse 2015
Sábado, 6 de junio, 7pm
1643 W. Chicago Avenue.