Escombros
El estante se ha encorvado de libros, no sobrevivirá más mudanzas. Lo embaracé de papeles y láminas encuadernadas, de imaginación e historia. Al principio, después de ensamblar su esqueleto enumerado, cada letra tenía su frontera delineada, y dentro de ella, los nombres se acomodaban de forma organizada. Había un orden alfabéticamente correcto, una clasificación singular para cada género literario. La poesía, liviana expresión del ser, flotaba en los anaqueles más altos, seguido por la precisión del cuento. La pesada carga intelectual de los ensayos iba luego, y abajo, las novelas, con el alumbramiento y entierro de sus personajes en cada tomo, como columnas de palacio, sostenían el peso de todas las palabras. Ahora su mundo ha perdido el orden y las clasificaciones. Cada sección se desbordó hasta no tener cabida para nuevos ejemplares. Las pobres vértebras del estante ya no aguantan más carga en su vientre. Morirá en piezas desatornilladas que pronto conocerán su desenlace: madera sólida para mi ataúd.
∴
Vendepatrias
Nos fuimos los derrotistas
dejamos ganar al contrincante
sin dar la batalla ni morir en el infierno
dichosos abdicamos al puesto heredado
sin cederle la silla a un mejor postor.
Nos fuimos los traidores
abandonamos el barco antes del naufragio
como cobardes desertores vendepatrias
huyendo del presente despachamos a la familia
para no sujetarle la mano en su hora final.
Nos fuimos los judas, las malinches,
los caínes desleales sin sentido de hermandad.
Ni la sangre que nos ata nos amarra
a esa isla reseca de sol y despedidas.
Nos fuimos a vivir entre el enemigo
a congelar la piel y los sueños
resistir la orfandad y el desprecio
escuchar el silencio de los labios
sellados por la ignorancia de la lengua.
Nos dispersamos de ciudad en ciudad
de puerto a estación, de cielo a infierno
reclutados por mister Sueño Americano
nuestro cerebro al servicio incondicional
de vuestra merced el dólar, Rey de la Diáspora.
Nos fuimos y tan pronto arribamos
al país de las desilusiones
la nostalgia se amamantó de recuerdos
y ahorramos el sudor de la jornada
para aplaudir al unísono al aterrizar el avión
y darle la bienvenida al año nuevo
junto a todo lo que despedimos en el viejo.
Después de cada vacación zigzagueamos la tristeza
hasta las obligaciones amontonadas en el mantel
sintiendo las gélidas agujas del invierno
traspasar el abrigo, la ropa, la piel, la memoria
congelada en el baúl de los ayeres extrañados
que degustamos junto al ácido sabor de la traición
hasta que la muerte nos sujeta la mano
en el último exilio de nuestra hora final.
∴
Johanny Vázquez Paz, San Juan, Puerto Rico. Entre sus libros se encuentran Sagrada familia (ganador del 2015 International Latino Book Award), Querido voyeur y Poemas callejeros /Streetwise Poems. En el 2012, recibió el primer premio en poesía en el Concurso de Cuento y Poesía Consenso de la Universidad Northeastern Illinois. Coeditó la antología Between the Heart and the Land / Entre el corazón y la tierra: Latina Poets in the Midwest. Actualmente es profesora de español en Harold Washington College en Chicago, Illinois.