Eternamente jóvenes por el universo

 

La aclaración primero: La música de Los Beatles fue formativa en mi vida, así que escucharla es como hacer nido en mi propio corazón y cubrirme con una manta entretejida de notas y palabras; manta que protege y consuela, define y nombra.

Hecha la aclaración, no obstante, creo que mi experiencia y mis observaciones siguen siendo válidas como si apenas hubiera conocido esta semana la música de Los Beatles con la película Across the Universe de Julie Taymor.

La vimos el Esposo y yo primero. Para cuando Timothy T. Mitchum y Carol Woods cantan Let It Be entrados los primeros 10 o 15 minutos de la película, las lágrimas empezaron a fluir libremente de un manantial donde se confundían dulzura y tristeza por igual.

Al terminar los créditos, yo seguía llorando y le dije al Esposo que podría quedarme sentada allí mismo para verla otra vez. Me dijo: “Mañana con tu hija”, cosa que habíamos discutido anteriormente de que si la película no era sexualmente muy explícita llevaríamos a la niña que está por cumplir los nueve.

Así fue, al día siguiente fuimos los tres, la niña entre los dos. Otra vez la misma conmoción emocional para mí, el mismo placer ante la excelsa sensibilidad de Taymor para presentarnos una historia de amor adolescente en la turbulencia cultural y política de la década de 1960.

Vista desde esta distancia cronológica, la música de los Beatles se escucha hasta inocente y dulce, con mucho de lúdica, cuando en su época fue verdaderamente revolucionaria y cuestionadora. Con su inocencia, también se deja entrever lo honesta y directa que es la juventud. Yo me recuerdo así, con todo lo que se deduce o se implica en la escena en que entra Prudence, empapada por la ventana abierta del departamento donde viven varios jóvenes al estilo comuna, donde cohabitan la tolerancia, el respeto, el dejar ser, las largas discusiones en los cafés donde se critica y se cuestiona todo lo establecido y se idealiza una sociedad mejor y más justa; cuando un alto estándar moral no expresado pero sí implícito entre un joven y una joven define su relación amorosa y donde están de sobra las convenciones sociales de un matrimonio civil o religioso; cuando los libros, la música y toda otra expresión artística son tan vitales como el aire mismo; cuando se nombran con una familiaridad inusitada filósofos, activistas, científicos, artistas, sociólogos y psicólogos porque sus ideas y sus teorías forman parte del hacer contracultural cotidiano.

Yo creo que la música de los Beatles es una gloriosa síntesis de eso: de la ingenuidad y de la credulidad con que los jóvenes ven el mundo; de la facilidad con que recuperan los incesantes porqués de sus primeros años (¿por qué el cielo es azul? ¿por qué no se puede respirar bajo el agua?) y los transfieren a su entorno social actual (¿por qué hay guerras? ¿por qué existen la pobreza y el hambre?); de su increíble capacidad de creer que las cosas pueden cambiar si uno así lo decide, que no tiene por qué ser tan complicado el asunto; de que la vida misma es una fuente inagotable de recursos y energía, y que por lo mismo, podemos vivir y ser mejores.

Auditiva y visualmente Across the Universe es una compleja composición interconectada cuyos elementos melódicos y cromáticos enriquecen nuestra experiencia, amplían y profundizan el contexto del cual surgió la música de los Beatles mediante una historia cuyos personajes reflejan el optimismo de la década de 1960, el desgarramiento de las tradiciones y usanzas viejas, el “amor libre” de ataduras obsoletas de las décadas anteriores, el cisma entre el antes y el ahora. La década de 1960 como apuesta y como contrapropuesta al pasmo, la guerra, el racismo y la injusticia. Estos muchachos supieron elevar y darle mayor significado al incontenible y enriquecedor cauce de su frescura, vitalidad, inteligencia y sensibilidad.

Después de la película nos metimos a un café enfrente del cine para platicar con la niña sobre sus impresiones. Hablamos de nuestras canciones y personajes favoritos, le aclaramos algunos puntos de la época, disipamos sus dudas sobre la historia de Jude y Lucy, y le hicimos la ofrenda del cedé de la película que yo había comprado para mí el día anterior.

Decía al comienzo de esta Cotidianas que sentía que a pesar de mi parcialidad por los Beatles, yo creía que mi deleite, mi estremecimiento con Across the Universe tenía cierta validez objetiva. Y me baso en la reacción de mi hija. Desde esa tarde que vimos la película, es de lo único que habla, de lo único que pregunta, y el cedé no lo suelta, lo trae en el coche, lo escucha cuando se baña, cuando hace la tarea. No se cansa de It Will Be Soon, Come Together, Hey Jude, Let It Be. De hecho, ya habló con su maestra de piano y voz y empezaron a ensayar la vocalización de Let It Be; ya habló con su maestra de danza para decirle que quiere Come Together como su tema para su primer número en que bailará sola este año.

Quizá Los Beatles son siempre nuevos porque nos recordamos en ellos en nuestra intensa y apasionada juventud, independientemente de la década en que lo fuimos; así como de seguro los jóvenes de hoy también pueden apropiarse de la música de los Beatles, reconocerse en ella y encontrar relevante su mensaje de amor, inteligencia, cuestionamiento, belleza y conciencia social. Entonces, siempre serán nuevos Los Beatles porque cada hornada de jóvenes los mantendrá vigentes y frescos.

 

14 de octubre de 2007.

 

 

Margarita Hernández Contreras, guadalajareña, vive en el área de Dallas. Es traductora profesional del inglés al español. Para comentarios: Mhc819@gmail.com.