Febrónimos: una manera de percibir

 

Febrónimos, de Febronio Zatarain
La Zonámbula, 2016, 62 páginas, ISBN: 978-607-8475-01-8 

 

Se trata de un libro de aforismos, pensamientos, instantáneas, tweets, etc. Está dividido en dos secciones, justificadas por la fecha de escritura. La primera agrupa aforismos en torno a 1994 y la segunda en torno a 2014. Dentro de cada sección se pasa de un tema a otro en un mar de pensamientos incesantes. Entremezcladas sus obsesiones literarias, políticas, románticas, religiosas, metafísicas, cotidianas, nostálgicas, humorísticas… Se vuelve una lectura vertiginosa, difícil de seguir. Constantemente me nació la necesidad de seccionar el libro en mi cabeza, [por temas o por tonos] para poder abarcarlo, pero siempre terminó por desbordarse: el desparpajo incontenible es la naturaleza de este libro.

 

1994.– El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional se levanta en armas. Colosio es asesinado. Pulp Fiction se estrena en cines. Se le otorga a Carlos Fuentes el Príncipe de Asturias. Kurt Cobain se dispara con una escopeta. Zedillo toma la presidencia de México. 

Febronio escribe en sus cuadernos:

Objetivo de la vida: la aceptación del fracaso.

El problema fundamental de la metafísica: el enamoramiento.

Único criterio de verdad: el sacrificio.

No soy arrogante: uso palabras sencillas para hablar de mi grandeza.

 

2014.– Es capturado el Chapo Guzmán por segunda vez. Videos de personas arrojándose baldes de agua fría inundan las redes sociales. Mueren Juan Gelman, José Emilio Pacheco y Gabriel García Márquez. Desaparecen de manera forzada 43 normalistas en Iguala, Guerrero.

Febronio escribe en sus cuadernos:

Epifanía: anoche fui feliz: se quemó mi casa.

El mayor goce: ignorar.

La estupidez es un hecho social; la sabiduría responde a solas.

El goce real es el de vuelta: el cimentado en la desdicha.

Mi única certeza: la duda.

 

Encuentra revelaciones en los hechos más cotidianos. Respuestas irónicas en el humor a los tiempos difíciles que corren. Está a la búsqueda de algo a que agarrarse en una realidad llena de sangre. Dejar de esperar la esperanza. Aceptar la catástrofe. Enamorarse en tiempos de histeria colectiva en redes sociales. Reírse de todo, de la vida. Reírse de uno mismo. Saber que nada puede salvarnos y seguir adelante, parado en la duda infinita que es el mundo.

Dentro del caos de pensamientos que contiene el libro, cada lector irá guardando sus preferidos y reflexionando sobre ellos. El mío es: Cuando se es percepción, lo mismo llena el guijarro descubierto en la vereda que la montaña en medio del paisaje; qué más da el filete de robalo o la bolsa de papas fritas. No es lo que se percibe, sino percibir. Con esta premisa certera, el libro cobra un nuevo significado. Es una brújula para zambullirse en el universo de Febronio y dejarse ir, percibir lo que sea, lo que nos muestre, cualquier cosa. 

Más que ser un libro de aforismos, es un libro de percepciones. Hondas o superficiales, trascendentes o efímeras, graciosas o serias. Da igual: No es lo que se percibe, sino percibir. De ahí el nombre propio del autor enlazado al título: Febrónimos.

O también podría decir que no existe razón para todo lo dicho y que en realidad pierdo el tiempo con estas reflexiones. Quizá lo único que debería hacer al leer el libro es alegrarme, pues la vida no tiene sentido. 

 

Enrique Carlos. Poeta y crítico de Jalisco, México. Entre sus libros destaca el poemario Crisantemo cielo.