Era una niña cuando la música de Juan Gabriel sonaba en casa. La abuela lo amaba. En ese momento de mi vida, mamá trabajaba en una tienda dónde vendías discos y VHS de música. Ella creció con los gustos de la abuela, cuando llegó uno de los primeros conciertos de Juan Gabriel en VHS no dudó en comprar el concierto en el Palacio de Bellas Artes para regalárselo a la abuela en Navidad. La emoción de la abuela era inmensa y la satisfacción de mamá por complacer a la abuela era mayor.
Juan Gabriel llegó algún par de veces a Honduras y mamá orgullosamente comentaba que él pedía estar en un estadio con el pueblo y no en lugares donde solamente estuvieran diputados o gente de billete. Esos son mis primeros recuerdos cuando la música de Juan Gabriel sonaba en casa: un hombre cantando con pasión, de voz dulce y desgarradora y además componía para otras grandes voces.
Juan Gabriel se me quedó en el inconsciente y cuando al fin llegó la edad del enamoramiento y de la decepción no podían faltar esas ganas poéticamente latinas de cantarle al despecho ¡Ay esas cantinas con rockolas y karaokes recorriendo Centro América! “Así fue” me acompañó entre esas primeras canciones. No había quien se negara a cantarla y no era extraño que alguien luego pidiera “Amor eterno”, canción que es imposible escuchar sin llorar cuando hemos perdido a un ser amado, en especial a la madre o la abuela.
México y Latinoamérica están de luto. Hemos perdido una de las voces más populares y emblemáticas del último siglo. Lejos de los chismorreos y la prensa rosa, desde México —la tierra multicolor y el mariachi— nos regalaron una voz tan latina que hizo crecer generaciones que aún seguirán escuchando y cantando las canciones de uno de los cantautores más grandes y del pueblo.
Juan Gabriel, buen viaje y gracias por el legado popular, por romper con los esquemas y prejuicios de las voces masculinas, gracias porque tus letras son poesía, gracias porque sin importar la intelectualidad llenaste de colores las vidas de tantas personas que hoy seguramente te extrañan.
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Lourdes Soto. Tegucigalpa, Honduras. Estudia el Máster en Relaciones de Género en la Universidad de Zaragoza, España. Fotógrafa, ha expuesto su trabajo en Honduras e Italia y en varios medios electrónicos. Su obra poética ha sido publicada en 7Lune, Italia; La Tribu de Frida, España y El BeiSMan, Estados Unidos, entre otros. Participó en las antologías poéticas Las de hoy, Honduras; Landais de Hispanoamérica La Luna e i Serpenti, Italia, y Chamote una Amalgama de voces poéticas de nuestra América, Argentina. Actualmente trabaja en su poemario En los brazos del tiempo.