La esperanza en el ocaso

 
“No nos rendiremos” en Chicago. Foto: El BeiSMan

 

La furia contenida, al no estallar, gira en redondo y arrasa a los mismos oprimidos.
—Frantz Fanon

 

En su primer discurso del Estado de la Nación, el Presiente Donald Trump utilizó símbolos retóricos de divisionismo, racismo y militarismo para dividir el país. Proporcionó una fecha en la que “América” será grande otra vez: el 4 de Julio de 2026. Efeméride en que se cumplirán los 250 años de la independencia de Estados Unidos.

El discurso de Trump dejó al descubierto la etapa de decadencia en la que se encuentra el todavía país más rico del mundo. Habría que recordar que con la caída de la Unión de Republicas Soviéticas Socialistas el mundo se convirtió en unipolar. Este cambió condujo a la globalización económica, la liberación del neoliberalismo. Este sistema basado en la conquista de la economía mundial por las compañías multinacionales arrastró consigo cambios desastroso que arrasaron economías locales. Al impulsar el libre comercio se arruinó la agricultura y se impulsó la mano de obra barata.

Desde la década de 1960, las industrias del acero, automotriz y la costura, entre otras, marginaron las fábricas a la zona fronteriza. Así se creó la industria maquiladora pagando bajo salarios, contaminando el medio ambiente, al grado que nacieron niños con defectos congénitos por la contaminación ambiental. Esta industria nunca se reguló bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El abandono de las fábricas en Estados Unidos dejó pueblos fantasmas, pauperización de la clase trabajadora, los guetos se incrementaron en el corazón de las ciudades. Ahí, los afroamericanos han vivido en medio de la violencia, han carecido una educación apropiada y han sido criminalizados por la policía. Asimismo, en estas comunidades se trafica con armas y drogas. El sistema ha seguido las leyes antinegras de los tiempos de Jim Crow.

En 1986 el Presidente Reagan firmó la ley de amnistía (IRCA) que regularizó cerca de tres millones de personas que habían llegado al país antes de 1982. Regularización que trajo beneficios al capital, estabilidad en la comunidad inmigrante y una derrama económica importante para el país a través de los trámites de la legalización, la reunificación familiar y, sobre todo, el consumo adicional de esos tres millones.

Con la aprobación del Tratado de Libre Comercio los demócratas endurecieron el sistema migratorio. Establecieron la Operación Guardián bajo la administración de Bill Clinton, más las leyes draconianas de 1996 legisladas por los republicanos y firmadas por los demócratas. Leyes que han incrementado la separación de familias, la criminalización de la inmigración, han generado un mayor número de muertes en la frontera y la edificación del muro fronterizo. ¿Suena familiar esto con el escenario actual? La aportación de Trump ha sido magnificarlo, pero corresponde con la misma filosofía xenofóbica, antiinmigrante y antimexicana.

Trump en su informe del Estado de la Nación sembró la rabia y el enojo de los afroamericanos contra los mexicanos. Uno de los invitados del presidente Trump fue el afroamericano Jamiel Shaw cuyo hijo fue asesinado por un inmigrante ilegal. El propósito claramente es agudizar las diferencias entre los mexicanos y los afroamericanos con el perverso fin de desatar la polarización y quizás hasta violencia entre ambos grupos étnicos.

El colmo de esta presentación fue la conversión del Congreso estadounidense en un circo romano cuando Trump —al igual que un Nerón modernos— anunció la reanudación de la construcción del muro.

El muro busca contener la migración del lado mexicano. Además han decidido abandonar a su suerte a deportados de terceros países en el lado mexicano. Buscan contener la inmigración a la vez que convertir el discurso en una guerra contra el crimen organizado, los carteles y el consumo de drogas en Estados Unidos. Cabe señalar que este país es el que contiene una mayor cifra de adictos a las sustancias más peligrosas. Tal vez no sea descabellado asumir que el alto consumo representa la frustración de los blancos y esto ha contribuido al fracaso de la nación.

Una de las razones por la que la clase media blanca y las personas de bajos ingresos en zonas rurales votaron por Trump fue debido al mensaje populista y demagogo que estos electores necesitaban escuchar. Suponían que en verdad retrocederían las manecillas del reloj de la historia. Los que creen en la palabra de Trump los impulsa un factor subjetivo pues “la esperanza” se estrelló con la realidad del desempleo y la pobreza oculta entre los blancos o aquellos que consumieron el mensaje de Trump. Esto incluye a los que se abstuvieron de ejercer su derecho al voto en las urnas. Entre este gran grupo, se incluye a los que tardíamente se percataron que Obama no era quien pretendía ser pues resultó ser un simplemente operador del capitalismo financiero. Ese desencantó también incluyó a los que intuían que con Hillary no nos iría mejor.

Las reformas de Obama están por terminar en el basurero del Congreso; Obamacare, entre otros, debido a lo controversial que pocos lo extrañarán si lo desmantelan. Los sindicatos podrían estar contentos con la idea de que los empleos que se perdieron a partir de la década de 1970 regresarían al país. Recordemos que con la aprobación del Tratado de Libre Comercio hicieron un llamado a comprar solamente lo fabricado en Estados Unidos.

En esta coyuntura para los defensores de los inmigrantes y el gobierno de México la prioridad debiera ser la defensa de los derechos del inmigrante mexicano. No quisiéramos que el inmigrante mexicano termine siendo el palestino de América del Norte.

La soberanía y la dignidad mexicana se desmoronan mientras Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray piensan que Trump los toma en serio. Por lo tanto, México como país debe tomar en serio la ciudadanía trasnacional y la lucha por la soberanía de los mexicanos donde quiera que se encuentren. Más valdría tomar acción y defender a los mexicanos y a México ante lo que representa un serio paradigma en la relación bilateral.

 


Ningún ser humano es ilegal. Foto: El BeiSMan

 

Carlos Arango. Director ejecutivo de Casa Aztlán, en Chicago.