“La Palabra”. Con mayúscula. Lleva el artículo “La”, determinante en nuestra lengua para precisar que el sustantivo, “Palabra”, es de género femenino. “La Palabra” y no “Una Palabra”, no cualquiera, no la abstracta, no la que se extravía, sino la precisa, la cultivada, la concreta. “La Palabra”. La femenina, la nuestra, la que usamos para conectarnos con el mundo y para hacer magia de tinta. La nuestra, para describir sensaciones y comunicar la emoción que se hace palpable en las letras.
“La Palabra” es femenina; es la que usaron Gabriela Mistral, Sor Juana, Jane Austen, Rosario Castellanos, Agatha Christie, Virginia Woolf, Doris Lessing y George Sand, seudónimo de quien en su tiempo, no podía firmar como ella, Aurora, si quería ser publicada. “La Palabra” seductora en los encuentros entre escritor y lector, es generadora de acercamientos, provocadora de imaginación, de análisis, de interpretación y hasta de hacer propio el texto al leer íntimamente e ir más allá de lo impreso para adoptar un papel interactivo en su semántica emocional.
En las últimas cinco décadas, más que nunca antes, las mujeres hemos encontrado con la pluma como herramienta, una forma contundente, imperativa, amorosa, pensante e interpretativa, no sólo de la expresión, sino de la transformación de la literatura en todos sus vértices. En la prosa, en la narrativa, en la ficción y en el realismo fantástico hemos dejado vestigio. Así mismo, la lectura se ha transformado teniendo la mirada femenina cada vez más presente. Con el color de nuestra tinta, pretendemos dejar un legado, pretendemos invitar al ejercicio del pensamiento profundo y tener ese lugar bien ganado en la literatura.
“La Palabra” eterna cómplice; la de Isabel Allende y Clarice Lispector, la de Elena Poniatowska y Kenize Mourad; la que me ha acompañado a mí también, anhelando algún día, acercarme al menos, a la genialidad de aquellas a quienes admiro. “La Palabra” con mayúscula, la que clava su diente de tinta y tiñe las paginas que nos eximen, que nos consuelan y que nos acompañan en este andar de letras.
Marzo 8/ 2018 Día Internacional de la Mujer.
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Sophie Goldberg nació en la Ciudad de México. Estudió Ciencias de la Comunicación con especialidad en periodismo en la Universidad de Texas, Austin. Ha colaborado para distintas revistas y ha ganado varios certámenes literarios. Entre sus publicaciones se encuentran el libro de poesía Vida y Pasiones y Sefarad de ayer, oy i manyana (coautora), compendio histórico sobre la presencia sefardí en México. Lunas de Estambul es su primera novela.