La pobreza persiste al norte y al sur del río Bravo

 


Pobreza en México

 

 

La pobreza es la condición socioeconómica que afecta a una gran sector de la población en muchos lugares alrededor del mundo. La tasa de pobreza en América Latina es particularmente desalentadora y, como resultado, un sector de la población que viven bajo esas condiciones ha decidido migrar a Estados Unidos. Sin embargo, las personas que logran escapar a la pobreza en Latinoamérica se enfrentan a otro tipo de pobreza y discriminación en Estados Unidos. Ahora bien, estos hechos tienen consecuencias políticas, sociales y económicas en ambos lados del río Bravo.

Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, a partir de 2013 la tasa de pobreza en Estados Unidos era de 14.5 por ciento de la población. Este por ciento representa 45.3 millones de personas que viven bajo el nivel que designa la pobreza.

Y ya en particular, la pobreza tiene un efecto negativo en la ciudad de Chicago. Entre 2009 y 2013, 22.6 por ciento de la población de Chicago estuvo viviendo bajo el nivel de pobreza. Específicamente la pobreza afecta desproporcionadamente a los inmigrantes y a las comunidades de color. Pero, ¿por qué la pobreza afecta a dichas comunidades cuando estas personas contribuyen en el desarrollo económico de nuestra sociedad?

Una y otra vez hemos oído que los inmigrantes están “arrebatando nuestros trabajos”, “que ellos no pagan impuestos” y que son “la causa de que Estados Unidos sea cada vez menos ‘americano’”. En realidad, este no es el caso. En un artículo del Atlántic y un reportaje de 2011, “La colaboración por un nuevo orden económico estadounidense”, se encontró que los inmigrantes fundaron el 28 por ciento de todas las nuevas empresas pequeñas. Como parte de un todo, más allá de pocas personas, específicamente las que no tienen un diploma de escuela secundaria o su equivalente (GED) —los inmigrantes tienen un efecto positivo en la economía de Estados Unidos y también vigorizan la fuerza laboral.

En otro reportaje por La colaboración por un nuevo orden económico sobre las contribuciones de los latinos por su poder adquisitivo en Estados Unidos y la recaudación fiscales, se concluyó que en 2013 los latinos nativos que habían nacido en el extranjero tenían un ingreso de 605 mil millones de dólares después de pagar impuestos. Como resultado, los ingresos crecientes de los latinos se han convertido en los contribuyentes principales de ingresos causados por impuestos en Estados Unidos. Sin embargo, si estos grupos de personas están fortaleciendo la economía, entonces ¿por qué continúan viviendo en la pobreza?

Geográficamente las comunidades de inmigrantes viven en partes de la ciudad donde otros grupos de personas —como la comunidad angloparlante— no quiere vivir. Chicago es una ciudad con un nivel alto de segregación racial, si no es la peor ciudad de todas, sí es de las más segregadas. Si alguien mira un mapa de Chicago, se darán cuenta claramente de las divisiones territoriales que existen. Los blancos viven en el norte mientras las comunidades de color están situadas en las regiones del sur y el oeste. El problema con esta situación es que en los distritos donde viven las comunidades de inmigrantes y personas de color no hay fuentes de trabajo ni escuelas que provean una educación de calidad, y como resultado es más difícil encontrar un trabajo que sea bien remunerado. Los residentes de estas comunidades marginales tienen que viajar muy lejos para trabajar porque están muy lejos del downtown, el centro de comercio. Para que la pobreza en dichas comunidades pueda revertirse, antes es importante que estas comunidades sean consideradas, revaloradas: no rechazadas ni excluidas.

Es bien sabido que el sistema de Escuelas Públicas de Chicago (CPS por sus siglas en inglés), no es el mejor a menos que se viva en una parte de la ciudad —los vecindarios acomodados— donde la administración se preocupa por la educación. Por ejemplo, en mayo de 2013 el alcalde Rahm Emanuel y la Junta de Educación de Chicago cerró 49 escuelas públicas, la mayor cantidad de escuelas cerradas en la historia de la ciudad. La mayoría de estas escuelas estaban en comunidades donde más de 30 por ciento de las personas viven bajo el nivel de pobreza. Como resultado, muchos estudiantes tuvieron que caminar muy lejos para llegar a la escuela; a veces el estudiantado tiene que atravesar zonas peligrosas, territorios de pandillas enemigas. Dichas zonas tienen las tasas de graduación más bajas, sus escuelas ofrecen una educación paupérrima y en el área escasean los buenos trabajos. Todos estos son la raíz de los problemas que originan la pobreza. Si una persona comienza su vida con una educación deficiente es probable que vaya a tener dificultades para encontrar un buen trabajo. Lo que se pretende es tener acceso a una buen educación. Ese sería un buen punto de partida.

Por último, la representación en posiciones de poder en el gobierno son muy importantes para las comunidades de inmigrantes y de color. Este año la comunidad latina de Chicago tuvo un rayito de esperanza cuando Jesús ‘Chuy’ García se postuló para alcalde y participó en las elecciones contra Rahm Emanuel. Desafortunadamente, la mayoría de la gente en Chicago no “estuvieron listos” para votar por una cambio en la ciudad y desechar los usos y costumbres antiguos de hacer política en Chicago. Lo que estas comunidades necesitan para luchar contra la pobreza es a alguien que comprenda sus situaciones y necesidades. Esa persona tiene que tener el mismo origen y tiene que surgir desde las entrañas de la comunidad. Desde mi perspectiva tendrá que haber vivido en la pobreza para que pueda entender la situación de los pobres. Hasta ese entonces la ciudad de Chicago y el resto del mundo verán el cambio.

  


Pobreza en Chicago

 

Parker Asmann se graduó en periodismo y en español en DePaul University, en el 2015. Reside en Chicago y le interesan los temas de derechos humanos y justicia social. Algún día le gustaría ser corresponsal en el extranjero.