La Revolución de Prince

 

Poco a poco los ochentas se van despidiendo con la muerte de otro ícono de la música. Prince Rogers Nelson, conocido simplemente como Prince deja una huella indeleble en la memoria colectiva de aquellos que crecimos escuchándolo.

Un hombre al que la música le salía por los poros, físicamente pequeño, pero con una habilidad musical y creatividad prodigiosa, que no solo utilizó sus dones como artista para impactarnos con sus canciones, sino su fama para protestar por las injusticias dentro de su industria y contra su raza. Desde su cambio de nombre para luchar por sus derechos como artista y conservar sus ‘masters’, hasta su reciente afro para demostrar el orgullo de su ancestría. 

En “Let’s Go Crazy”, del álbum Purple Rain, una de las canciones que lo lanzó a la fama, advierte que “si el elevador trata de llevarte para abajo, presiona un botón para arriba” afirmando que “en esta vida las cosas son más difíciles que en el otro mundo. En este mundo, estás solo.” Me llama la atención la casi profética letra de la canción, pues lo encontraron muerto justamente dentro de un elevador.

Tremendamente tímido y hermético, salvaje defensor de su privacidad, Prince utilizó el escenario como una plataforma para desinhibirse. Comprobé la superioridad de Prince en un video que lo muestra junto a Tom Petty (The Heartbreakers), Jeff Lynne (Electric Light Orchestra), Steve Winwood y Dahni Harrison en un homenaje a George Harrison tocando “While My Guitar Gently Weeps”, en donde logró hacer quedar mal a sus compañeros a los dos segundos de acariciar la guitarra eléctrica y ponerle la revolcada del siglo. En ese momento, lo vemos gesticulando casi como poseído y emitir una leve sonrisa, gozando el momento. 

Prince, iconoclasta. Prince, ecléctico. Prince, subversivo. Prince, revolucionario. Prince, multitalentoso. Prince, influyente. No existen adjetivos suficientes para calificar su legado. Aunque estoy segura de que Prince los hubiera rechazado todos, porque su naturaleza mística lo impulsaba a ir más allá de lo normal, de lo establecido, de lo común, de lo novedoso; a rechazar las etiquetas, a empujar sus propios límites, a demostrar que ser diferente podía ser completamente normal. Prince, nos deja un tremendo legado musical con cientos de canciones, pero sobre todo, un claro ejemplo de cómo un hombre aparentemente pequeño, armó una revolución musical, convirtiéndose en un gigante.

 

Carolina A. Herrera nació en Monterrey, Nuevo León y se crió en la Ciudad de México. Recién piblicó su primer novela, #Mujer que piensa.