Otra luz
Cry on, guitar.
Manic Depression: Jimi Hendrix
Mujer: El aguacero modifica los sonidos de la calma
La longevidad de la guitarra se hunde en cada siglo
Cada mirada abarca su respectiva distancia:
Nada más simple para quienes tenemos vista
Los riscos de las montañas no frustran el horizonte
El viento que persigue un solo mar propone un mal viaje
No ignores que las nubes se fuman con el café
Que la caligrafía de cada composición colorea la tarde
Donde las miradas se pierden, donde la extensión desaparece
Sobre los rieles de la guitarra se desplaza la hipnosis
Trémolo poderoso: Mural metafórico: Alegoría y caricia
Largo, largo relámpago entre el día y la noche
El tiempo partido por un luminoso río de fuego en el cielo
El trueno en lo alto da nombre a la hendidura
Cada gota un sueño, cada sueño un blues, cada blues
Un nuevo mundo, evanescente, flotando
En la fluorescencia de la noche que se adentra hasta el fondo de la vida
El tren que viene, que llega, que aparece bajo la lluvia
Espejos en los reflejos de sus minúsculos volúmenes oblicuos
Torrente precipitado hasta tu rostro, su mirar hacia adentro
Concentración de lágrimas en cada dedo, en cada mano
Su fluir como oraciones en su atadura con la ácida neblina
Renovación secular en cada nota que explota y nos empapa
Con un gozo que cae desde el dolor —vuelto así felicidad: otra luz
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Puertas a la obscuridad
La migraña altera las venas con un destello lisérgico
La mirada se dilata apremiada por su intensidad
encuentra esa luz que la ciega
ominosa y contradictoria:
A cada momento más, pero más intolerable
impetuosa llaga supurando luces
sin puerta a la obscuridad
Hasta que el día deja de existir, se pierde en minutos milenarios
Uno lo sabe sin pensar, sin razón
La obscuridad es refugio, estancia sinuosa, túnel piadoso
Los sonidos, ondulados, se distorsionan
ásperos y chirriantes se extienden en las vías del dolor
ese tranvía campante y sin tiempo
Lo cotidiano ya es un imposible
Ya son horas en este tránsito a otra instancia de realidad
donde esta hendidura de noble obscuridad se abrió
ensanchamiento de sombras
que dejan ver aterradoras profundidades
de luz
Hay que bajar hasta alcanzar alguna nube que disipe los aromas indeseables
alguna bocanada de almohadas que apaguen el ruido y abran una noche sin estrellas
Hay que caer hasta alcanzar nuevas constelaciones de silencio
que guíen la implosión de pesadillas
Sueño abismal
Una salida entre sudores helados y súbitos ardores
Abrir los ojos y repasar, mirada limpia, el campo de batalla
La cama revuelta
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Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano, para comentarios: caballeror52@gmail.com.