este momento
que este momento quede marcado
en el terciopelo de la pradera que huye
en las olas fingidas
en los susurros del ocaso
que quede dicho
que quede inscrito
pues ya cansa recolectar vísceras
cada tarde
ternos magullados
escamas y vendas
ya cansa desenterrar mariposas del polvo
planchar los mapas adustos del sentir
sin querer volver
ni continuar la marcha
que quede clavado
como bandera en la luna
aquí estuviste
pero realmente no estabas
eran tus ojos perdidos en las cometas del verano
aquí viviste
pero realmente habías muerto
la boca llena de confeti y naftalina
aquí soñaste
pero realmente la vigilia te ardía
que ya cansa ver los riachuelos
las hojas sin nombre
que ya cansa el pasto
brotando de los huesos de la amada
aquí dicho
este momento vago
puro
a mi lado niñas
sus sonrisas repican
la vastedad de la mañana desnuda
∴
saltarina
a Clara
saltarina
tu presencia es suspiro dulce en la tarde de verano
el ruido apagas con tus pasos cuando llegas
tú
única estrella que no duermes en la noche
quién te viera crecer infinita regada de pétalos al borde de la vida
cuando ya sea tarde y mis voces no sean más que ecos cansados
en las cámaras sordas del noser
y rabia me da saberte eterna y yo tan dueño de mi designio quieto
de mi trayecto de barquito embotellado alrededor de tu tobillo
y tus alitas esmeradas que aprendieran a escaparse con la luz primera del día
tu nombre tus mejillas son nuevas como monedas sin malicia
tu saltar entre pérgolas tu sarcasmo fragante que confunde las palabras
danzas como el horizonte en las narices de los poetas exactos
no me engolfaré en discutir la nimiedad de toda historia saltarina
pues mientras zalamera vas cavilando de capullo en capullo
este corazón te persigue
cantando tus andanzas bajo esa corona de centellas
∴
sobre la infancia
y te acuerdas como el tío Manuel solía decir en las noches de borrachera y joda
nunca jamás pero algún día
como queriendo acotar la imposibilidad de lo posible
lo que me trae a colación otros momentos de la infancia
en los que solo ahora descubro el espejismo de la soledad
aquel brillo altivo que ciega la certitud de lo eterno
como no volver a escuchar y sentir en las tripas
la música de cascajo siendo cercenado por hachas de la lógica
el tío Manuel, el tío Roberto, y los abuelos, y los bisabuelos
se han ido ya
son solo ecos
ramalazos de pintura en un yute circunstancial
son acertijos en el diagrama sórdido de lo bello
son parte de esa belleza
tú sabes
esa belleza que no depara en lo bueno o malo
esa belleza que te agobia hasta tragarte
allí andan
el tío Manuel, el tío Roberto, y los abuelos, y los bisabuelos
moviéndose de un lugar a otro como mensajeros perdidos
proclamando sus dichos donde lo eterno se confunde con lo nimio
donde las cajas de fósforos las botellas las bolsas de cocaína
conforman un universo de naipes o prismas donde todo es fortuito
donde nada acaba donde las preguntas asemejan un dios
donde al cerrar los ojos tu estas más despierto que un cuerpo
siendo desgarrado
∴
Carlos Odria, Ph.D. Músico, investigador, escritor y musicólogo peruano radicado en Estados Unidos. Escribe para la revista cultural Suburbano y ha publicado poemas en The Acentos Review, Digo-Palabra-TxT, y Label Me Latina/o. Su investigación ha sido o será publicada en Ethnomusicology, Latin American Music Review, Cuadernos de ETNOmusicología, The Oxford Handbook of Sonic Repatriation, y Mundos Plurales. Actualmente es docente en la Universidad de Worcester State University en el departamento de artes escénicas. Website: www.carlosodria.com