Trans/Tocando el binarismo de género

 
Pinina Flandes en la Galería Citlalín. Foto: Juana Goergen

 

El viernes 11 de Mayo se celebró uno de los primeros eventos de la comunidad LGTBQ en la galería Citlalín, en Pilsen; quizá no el primero de su tipo, pero definitivamente el primero en dar tanto apoyo a la “T” de la creciente sopa de letras de la comunidad LGBTQ en el barrio mexicano. Trans/Tocando el binarismo de género consistió en una serie de performances con un elenco trans; danza, poesía y monólogos.

El aspecto más interesante fue el balance que se logró entre la tragedia y el regocijo. Por cada desgarradora historia compartida, también acompañaba un número musical para levantar el espíritu de la audiencia. Fue una noche informativa y entretenida, donde es imprescindible recalcar dos aspectos importantes.

La primera: lo que los medios de comunicación proyectan como “comunidad trans” es  una cosmovisión mayormente cerrada, limitante e incorrecta. La imagen de esta comunidad es frecuentemente presentada como una caricatura, una descarada generalización que cae en lo vulgar. La comunidad trans es sumamente diversa, no es una moda, ni es algo novedoso; es una comunidad que ha sido marginada desde antaño, con necesidades que no se están cumpliendo y muy apenas se les está empezando a reconocer por la cultura dominante heterosexual. Eventos culturales como Trans/Tocando contribuyen a informar y a enriquecer a aquellos que asisten siendo trans, cuir o no.

La segunda: el reconocimiento de los artistas trans se está desenvolviendo a nivel mundial, se tocaron las luchas de la comunidad a nivel local y global; la violencia, el rechazo, la pobreza, la guerra, y sobre todo la represión. El evento trajo consigo a gente de diversas partes de América Latina, algunos migrantes y otros visitantes. También se incluyó talento nacional desde California hasta lo local de Chicago. Los participantes en el evento originan de distintas posiciones socioeconómicas, culturas, razas, estados migratorios y niveles de formación. Así queda demostrado que es posible que gente de clase trabajadora, eruditos, inmigrantes, jóvenes y entrados en años pueden llegar a un convenio de aceptación mutua con el bienestar del otro en mente o como decimos en mi rancho, “portarse como la gente y dejar de ser mamones”. La noche fue un goce donde se formaron amistades y ofreció un vistazo a lo que la sociedad podría llegar a ser al fomentar la igualdad, la equidad.

Desde el punto de vista técnico hay pocas quejas. El trabajo de luces fue impecable, el sonido tuvo unas leves fallas aquí y allá, con pausas alargadas pero se resolvieron. El problema mayor en todo el evento fue el tiempo escénico de cada participante. Algunos de los actos dejan a uno deseoso por más, pero el formato utilizado para el evento acaparó demasiados actos lo cual fue bueno para la diversidad, pero limitó la presencia sobre las tablas de los participantes generando una sensación de incompletitud. Sin embargo, esto tiene una solución sencilla al asegurar que Trans/Tocando el binarismo de género se convierta en un evento anual en el repertorio de Pilsen.

 

Antonio E. del Toro nació en Guadalajara. Trabaja como intérprete y traductor en Chicago. Gracias a un interés en tecnología y literatura, ha encontrado el teatro y su complejo proceso de producción. Otros intereses incluyen cine y técnica mixta.