La poesía de Alma Cervantes

 

Pulsaciones de Alma Cervantes con imágenes de Alejandro Barrón
El BeiSMan PrESs, 2019, Chicago, 120 páginas, $19.00, ISBN-13: 978-1696285629

 

Para leer Pulsaciones, de la escritora y poeta Alma Cervantes, recomiendo tener un tamiz que sea capaz de ver, y ayude a separar entre sí y de sí mismos a cada poema porque cada uno de ellos está en sincronía, con el bombeo vital del corazón, y del tiempo isotrópico del que hablaba Borges. La poética de Alma es “(…) El tiempo isotrópico, el tiempo circular e inclusive la negación del tiempo…”[1]; ella es el personaje en su romance con el tiempo. Ella es el espacio. Ella es y aunque quiera tomar otras figuras y direcciones, sigue estando intacta en su forma “tan de ella” de repetir incansablemente lo que es vital en su poética.

Pulsaciones, como su autora, está llena de obsesiones, muchas, y gracias a ellas la voz poética de la autora se consolida en el despliegue de una sonrisa, de un lamento, de poder soltar, de tomar riesgos, de repetir hasta el cansancio, y de la necesidad de validarse a sí misma. Sus obsesiones se habitan en la velocidad, la sensibilidad de la madre y su hora, y la limpidez del espíritu.

 

Logística

Estoy en casa, pero aún no llego.

Mi cuerpo viaja, pero yo, voy a pie.

 

¿A dónde se van las obsesiones si no pasan por un tamiz?

Cuando los escritores respiran esa combinación tan compleja dentro de las obsesiones, su reto es romperlas para que puedan ser en sí mismos, en la brevedad y exactitud. La poética de Alma está cargada de información y en ella la construcción de sus anécdotas. ¿Cuánto le puede importar al lector la secuencia de los objetos, de los colores, de un hecho que te lleva a otro, de todos los murmullos de las abejas? Es decir, cuánto le pueden importar las explicaciones y las repeticiones… no lo sé, pero lo que sí sé es que la habilidad de hilar las palabras como recurso, como arma que propone Alma, lleva al lector a tener que elaborar permanentemente un proceso selectivo y si es un lector paciente, disfrutará del encuentro de su propio silencio.

Cervantes debe pasar sus poemas por una criba y zarandearlos que los precise y de ellos quede solamente lo esencial, pues es allí cuando el lector se queda con lo indispensable, con la medula de Alma. Ciertos poemas de Pulsaciones logran redimir al lector, dándole esa voz que dice “yo también estuve allí”, “también sentí”, “vi y también fui pulso” … “y te acompañé sin necesidad de tanto”…

 

Somos huérfanos, cariño,

sin patria,

sin casa,

sin miedo,

absolutos en la soledad

de la orfandad, … (Botón rosado)

 

En su poema La casa azul, Cervantes se vuelca desde la entraña, entrega y pide protección… en este poema todos nos sentimos huérfanos con nido y sin hogar:

 

(…) Somos la casa azul,

blanca, café,

que me espera amorosa

llena de horrores,

y silbidos.

Volveremos a vernos, le digo.

No me atrevo a llegar,

y ella espera paciente

como una madre.

 

Meterse en la poesía de Cervantes es atreverse a entrar a un espacio intimista, con la sensualidad natural que tiene la poesía. Aunque el poemario pueda ser considerado como un todo erótico, el erotismo es y está en su palabra; la obra del maestro Barrón, pienso, entra a competir con los poemas. Me hubiera gustado ver un Barrón que aguarde lo obvio y que enaltezca las palabras de la poeta.

Pulsaciones es la verdad cruda en la voz de una mujer que se entrega sin esperar, con el tiempo entero, con el dolor candente, con las ganas de ser más ella sin tener que esperar más.

 

 

 

 

 

[1] Borges, Jorge Luis. (1961). Nueva refutación del tiempo. En: Antología Personal. Buenos aires: Sur.