Americana de Pedro Medina León
Sudaquia Editores, NY, 2019, 238 páginas, $18.99, ISBN-13: 978-1944407490
Leer Americana de Pedro Medina León es emborracharse del mejor shot de aguardiente en el Bar Tropicana. Es encontrarse con ese amigo no muy amigo y charlar un ratito para sumergirse en lo bueno y novedoso de su vida. Es una novela venenosa que enreda los sentidos y le manda al lector que navegue las calles miamenses, las que fingen con colores pasteles y muerden con su oscuridad seductora. Como secuela de su novela hermana Varsovia (Sudaquia Editores, 2017), Medina León revive al inspector el Comanche, familiar protagonista encantador y odiado, quien se encuentra otra vez en una red de varios amigos y sospechosos y nuevos lugares, desde la Calle Ocho hasta la Habana, pequeña y real.
En la novela, Medina León muestra su habilidad ingeniosa de enlazar el presente y pasado entre las tapas del libro. Las palabras toman la mano del lector y lo guían, entre lo que está sucediendo y lo que ha pasado. No solamente transportándolos entre horas y años, pero también entre estados y países. La novela hace al lector un turista, guiado precisamente entre tiempos y espacios y, como un buen guía, le enseña las conexiones, las muestras de un pasado que vuelve, un futuro que no es más que una réplica. Esta novela invita al lector a atar los vínculos, ser su propio detective y, al cerrar el libro, salir con la imagen completa, una foto futurística que captura todo en una escena.
La trama es algo cinemático. Que no falten las palomitas al lado cuando uno lee. Las páginas pasan por los dedos sin pensar, casi a piloto automático. Cada capítulo actúa como un nuevo piso en el rascacielos Americana y el lector es el mero sujeto subiendo el ascensor. Las páginas impulsan al leedor sin aviso ni intención de parar aunque amenazan tormentas destructivas hechas por las manos de los protagonistas o de la Madre Tierra. No hay detalle que no merezca la observación. No hay frases sin utilidad.
Esta novela vuela como un cohete con un punto decidido sin desembocar en lo superfluo. Medina León, con su precisión léxica y su ingenio en las técnicas literarias, no le dejará a uno insatisfecho. Lo bueno es que no se lee como un libro tradicional porque se llena con lo no convencional. Desde los extractos de la Revólver (de ficción), una revista con publicaciones de escritores y editores indocumentados hasta los frecuentes anuncios del BREAKING NEWS, el autor juega con el formato e involucra la participación del lector en la trama. Esta novela dejará a los que la leen al borde de su silla rascando el fondo de la tarrina de palomitas encontrando solo migas, contentos pero deseando más.
Un libro como Americana incita el deseo de leer. Con su maestría lingüística para tramar una obra con más fuerza que un huracán e imaginación para crear personajes que pueden ser de carne y hueso, Pedro Medina León abre las ventanas del penthouse para echar un vistazo sobre la ciudad de Miami, para ver las calles soleadas en que caminan la gente con historias diversas y, a veces, sombras enormes.
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