‘Sánafabich’ de Román Luján

Sánafabich de Román Luján
Herring Publishers, Querétaro, 2019. 36 páginas

 

La obra del poeta Román Luján siempre me ha parecido fascinante. Cuando me enteré que había publicado un nuevo poemario sabía que después de leerlo me sentiría igualmente encantada. Mi fascinación por sus textos está lejos de basarse en el romanticismo o la belleza. Los golpes que se traducen a través de los versos es lo que me cautiva. En Sánafabich (Herring Publishers, 2019) Luján reúne una serie de poemas con un tono directo y fuerte. Escasean las medias tintas; la diplomacia y lo políticamente correcto están ausentes.

Al leer los poemas de Sánafabich no puedo dejar de pensar en el compromiso de la voz poética consigo misma. Desde el título del libro hasta el último verso, este poemario arremete contra el opresor, contra el peso que cae sobre el sujeto en desventaja. Los poemas plasman la lucha constante a través de la palabra; no hay que ser educado, sutil, no es el objetivo. Sin rodeo, sin disimulo, sin tapujos, esa es la forma.

 

se dice chipotle, no chipote, no chipole

se dice guacamole, no guac, chingada madre

se dice Chile, no chili

se dice Tijuana, no Tiawana (“Sánafabich”, 17)

 

La figura del inmigrante sale a relucir en Sánafabich. Directamente, la obra no es sobre el inmigrante, mas este se encuentra en los márgenes y es la voz marginalizada la que escuchamos o, mejor dicho, la que percibimos desplazada. Oímos discusiones y altercados en los que intervienen varias voces: unas quieren imponerse, otras contestan desde el margen con brío y firmeza, con miradas y acciones.

El discurso dominante pretende imponerse y arrebatarle al inmigrante el poder de la palabra. La capacidad de emitir sonido no es un derecho. El inmigrante solo sirve para una cosa, lo demás es insignificante.

 

los inmigrantes

tienen brazos

no opiniones

[…]

squeaky clean

sácale brillo a tu obediencia

scrub scrub

arráncate la lengua

morenito (“Misil”, 31)

 

Ese discurso no se detiene, pretende aplastar, estrujar, destripar y al mismo tiempo desinfectar, higienizar, al fin y al cabo, blanquear. Mas aún, cuando el inmigrante supone que a través de los versos existe una salida, el sermón autócrata continúa.

 

sssshhhow me your papers

no esos no lololol

los inmigrantes

no escriben

poemas (31)

 

Quisiera yo citar un poema completo, ¡quisiera citar todo el poemario! Cada palabra, cada frase y los lugares que ocupan dentro de una estrofa son claves. Luján ha jugado anteriormente con el formato en sus poemas. En Sánafabich el formato es también una forma de comunicación. La ausencia de comas y de indicadores de voces en poemas de una sola estrofa hace que los sonidos e imágenes retumben como ecos en la parte de atrás del cerebro. Cierro los ojos y lo oigo todo.

 

ella es mala todo el tiempo tengo que estar limpiando porque si no se enoja me regaña tengo el cuarto de la muchacha limpiecito ya está en la universidad en boston es gimnasta viera qué piernotas me llamó para preguntarme cómo se dice sunset en español cómo se dice taxes le dije que no sabía pero su mamá es mala ya estoy vieja no puedo sentarme en el sofá después de aspirar porque me grita los martes limpio sus muebles (“Downtown-PCH”, 12).

 

Asimismo, las voces entrelazadas y separadas al mismo tiempo por la posición que ocupan en las estrofas construyen en nuestra mente una escena polifónica.

 

que te siga en silencio

entre sueños recuerdas

al cuartito del fondo

que cruzaste un desierto

y apaque mi teléfono

 

que te muestre los sellos

adentro de tu madre

de antiguos pasaportes

huyendo de la migra

y pare de temblar (“Customs”, 33-34)

 

Con el uso de la cursiva alternando los versos, se exponen dos discursos que se enfrentan ante una misma situación, siempre está presente una figura dominante que quiere imponerse sobre la que menos ventajas posee. Ahora bien, en mayúsculas también oímos voces despotricar por lo que hacen los demás de un lado de la frontera o del otro.

 

A MÍ LO QUE ME IMPORTA ES LA IGUALDAD INADAPTADOS ENTONCES QUÉ PROPONEN SI NO VIVEN AQUÍ NO PUEDEN OPINAR MEJOR QUE LOS DEPORTEN PODRÍAN MANIFESTARSE SIN HACER TANTO RUIDO PINCHES INDIOS SEGURO YA LES DIERON SU TORTA Y SU REFRESCO ENTONCES QUE LAS VIOLEN EN ESTE PAÍS HAY MUCHA ENVIDIA ALGO HABRÁN HECHO NO SE SABEN NI A QUÉ VAN SON UNOS CHAIROS YO POR ESO NO LEO LAS NOTICIAS FEMINAZIS POR ALGO PASAN LAS COSAS DEBERÍAMOS QUITARLES EL DERECHO A VOTAR PATARRAJADAS (“El cambio está en uno mismo”, 15).

 

Así como el título de este último poema se enfrenta con su contenido, el poemario refleja la pugna entre los que quieren permanecer en el poder y los que resisten. Sucumbir no es una opción. Me encuentro, sin duda alguna, frente a una obra impetuosa de Román Luján que toca temas de agresión, abuso y control y que remueve la memoria de pláticas ya escuchadas, de insultos y réplicas vividas.

Con las vivencias recordadas entre los versos de Luján, me quedo esperando su próxima entrega, entendiendo el compromiso de la voz poética con la palabra misma que me cautiva. Siempre.

 

“un tráiler repleto de cadáveres

disculpe la tardanza en contestarle” (“Sin otro particular”, 10).