Las locas ilusiones de Oswaldo Estrada
Axiara Editions, Oregon, Massachusetts, Lima, 2020, 112 páginas, $8 USD, ISBN-13: 979-8663019729
Ilusión. Una palabra de connotación positiva, llena de posibilidades y esperanza. Libre de restricciones. Infinita. Oswaldo Estrada conoce bien las locas ilusiones de los que emigran y las plasma con brillante prosa en una colección de once relatos que presentan los dilemas de aquellos que dejan su patria persiguiendo sueños propios y ajenos.
El autor advierte en el prefacio que los relatos tienen un tinte de realidad, y el que le da nombre a la colección cuenta la historia de un jovencito peruano nacido en Estados Unidos y lo que este “feliz accidente” significa para toda la familia. Es un motivo de orgullo y esperanza, y aunque el muchacho no está muy convencido de querer “regresar” a un país que no conoce, en el fondo sabe que lo que él tiene es un boleto de oro, como el de Willy Wonka, y ni su madre, ni el tío Lucho, ni su abuela, van a permitir que se desaproveche. “Pagando aquí y allá, con un reloj de oro y una esclava de Corvina, mi abuela consiguió lo impensable… un segundo sello granate… autorizando mi salida del país”. Un relato con matiz autobiográfico, donde el autor teje la ilusión colectiva para formar un manto que lo acompaña constantemente. Es un manto de supersticiones y sueños enhebrados —de los que se quedaron atrás y de los que cruzaron antes que él con menos suerte— necesario para sobrevivir en tierras inhóspitas.
En sus relatos, Estrada destaca los destellos de esperanza que se atraviesan en la vida cotidiana de sus personajes y cómo esos anhelos son el combustible que les permite seguir adelante. En “Ganar la guerra” un muchacho trata de adaptarse a sus nuevas circunstancias, con desesperación y poco éxito, sabiendo que nunca va a poder dominar la lengua, y mucho menos, conquistar a la chica que le gusta. “La última frontera” no es Alaska, sino el Río Grande y narra las peripecias legendarias de aquellos que se impusieron sobre la geografía y atravesaron la meta —algunos medio muertos, otros apestosos, casi todos solos— gracias a la intervención de esos ángeles de la guarda que se aparecen en el camino, o en la cocina, tan necesarios para no desfallecer en el último momento. En “El hombre y el mal”, Juan (“One”), es asmático y “nomás no se halla”. El hombre va de un lugar a otro, escapando del frío y de la tos, extrañando ese caldito de ajo que hace su mamá que le sienta tan bien, amedrentado por las voces que se quedaron atrás y le susurran al oído que “volver sería una locura”. “One”, se hace las mismas preguntas que nos hemos hecho todos los que alguna vez hemos considerado regresar, y concluye —con resignación— que eso no va a suceder, hasta que echa la raíz que lo cimbra y lo lleva a encontrarse a sí mismo. Una mujer deja atrás a sus hijos para sacarlos de la pobreza y aguanta todo tipo de humillaciones en “Assisted Living”. El sueño de traérselos la sostiene. Pasan días, meses, años y la ilusión pierde el brillo al teñirse de desesperación. En “Los sueños de los columpios” otra cuida hijos ajenos, mientras deja a los suyos encargados en una exploración de esa inevitable “transferencia de maternidad” a la que muchas mujeres se acostumbran para poder justificar su ausencia. “Los sueños de la razón” trata sobre la batalla contra el insomnio de un periodista que ha visto todo tipo de atrocidades, hasta descubrir el origen de su problema, demostrando que los traumas infantiles no se quedan detrás de una frontera. La capacidad de Estrada de dibujar personajes completos con pocas líneas, hace que sus historias se queden con el lector mucho tiempo después de leerlas.
La prosa limpia del autor, a veces dulce, a veces brutal, describe las circunstancias que llevan a alguien no solo a perseguir sus sueños, sino en muchos casos, a escapar —la extrema pobreza, la violencia intrafamiliar, la inestabilidad social, la guerra—, e incorpora los temas comunes de los inmigrantes a la narrativa, como si se tratasen de leit-motifs en una pieza musical (cuidado con la migra, no aguanto este frío, extraño la comida, ya me quiero regresar), ofreciendo al lector una visión novedosa de la experiencia migrante.
Las Locas Ilusiones, fue galardonado con el primer premio de la Feria Internacional del Libro Latino y Latinoamericano en Tufts 2020. Un libro que claramente se bajó de la imprenta (o del Kindle) con el pie derecho. MUST READ!
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Un cuento de Oswaldo Estrada: “Pena de muerte”
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