ESCRIBIR EL CUERPO: TRES POEMAS COLECTIVOS

 

El siguiente texto forma parte de la serie “Transformar el silencio: ensayando la sororidad en la literatura”, una colección de ensayos y otros textos híbridos que establecen e invitan a un diálogo entre escritoras de diversos países, trayectorias y generaciones.

 

 

Introducción

 

Escribir sobre el cuerpo es dotar de sangre a las letras, de gozo y dolor a los silencios. Estos poemas colectivos surgieron de un taller virtual con Gabriela Jáuregui y Brenda Lozano dentro del Festival Colaborativo y Autogestivo Agua Viva. Nos dividimos en grupos y de nuestros textos individuales mutilamos, maquillamos y regeneramos para luego armar un solo ser, extremidades de aquí y de allá. Desde nuestras pantallas, a través de presencias etéreas y digitales hilamos juntas las palabras para definirnos. De este modo, conformamos estas líneas como órganos que se inflaman, pieles que sudan y se estremecen. 

Palabras digitales que dan vida al latido de estos poemas.

—Daniela Becerra 

 

 

TRANSICIÓN

 

Blanca E. Athié – Daniela Becerra – Israel Martínez López – Diana Morán

 

El vacío escaldado gime en las entrañas.

Un alboroto sofocado alerta del peligro.

Un huracán en el vientre.

No hay remedio que dé sosiego.

No hay medicina que evite que las flechas 

puntiagudas 

sean lanzadas como grito impetuoso 

buscando ser 

escuchado. 

Salpicar sangre, vomitar con furia.

Histeria contenida

Fuego en la piel

Reflujo ardiente

Rabia de mutilarse,

de arrancar lo que crece en mí. 

Muslos y abdomen.

Radio y cúbito

En un instante, 

otro instante, 

eligen el calor que ha dejado de ser vacío para ser 

sólo piel: 

latido, escucha y

balbuceo.

 

 

SIN CULPA

 

Karen Mercado – Aditi Ruiz – Olga de la Fuente – Diana Suazo

 

¿Qué es lo normal?

 

escondo el cuerpo al escribir 

Crack… la culpa

crece exponencialmente

 

Mi panza me saca a pasear

Elástica

Cavo un hoyo y lo lleno

Fracciones, separación. 

Lo involuntario que toma conciencia propia. 

Autocuidado

Soy mi propia tumba.

 

Dos vidas apretadas

Mente y cuerpo en conflicto.

No soy la favorita de mi cuerpo. 

 

La pedagogía de la crueldad. 

Lo terriblemente incómodo de crecer frente a otros niños. 

Brillantina

 

Límite claro

 

Me fracciono involuntariamente

He sido agua

Dientes se topan. 

Límites. 

No me siento normal

Escribo de forma ilegible

Me fracciono voluntariamente, curto la piel, me la hago más dura, 

Soy mi propia tumba y por las noches disfruto de enterrarme.

Revelación 

Centro y tema de conversación.

Quijada

Envoltorio

Estar en un lugar normal

Masturbación. Relajación.

Cargar peso

Encías cosquilludas

 

No me escucho, no me veo. Igual me sostengo.

 

Corazones rotos

Crack

Llegar más allá

 

Cargo tu cabeza

 

¿Cuánto aguantar?

Crack

Paladar rosa transparente con brillantina.

 

Lo que llega tarde. Si hubiese sabido antes.

Sueño sin culpa hasta que despierto

¿un acto púdico?

He sido gas.

 

 

CUERPO, MONSTRUO

 

Aída Naxhielly Espíndola – Xóchitl Tavera-Cervantes – Melanie Márquez Adams
Paula Martínez-Ramos – Violeta Orozco

 

Empezamos con el útero, el órgano primigenio. De abajo para arriba, como debe ser. Tengo lesiones en el cuello del útero, desconozco su ubicación exacta. Rodillas raspadas, costras arrancadas. ¿Por qué tengo esas heridas? Almohadas y sábanas en vez de caídas. ¿En las sábanas de quién se gestó la herida? Culpa, culpa, como si viviera algo impuro dentro de ella. Temo haber convertido esto en un monstruo y a mi cuerpo en un armario.

Desde adentro sale la voz del estómago, el dolor que se transforma en grito. Dolor hondo y viejo. Temor antiguo. Las tripas nos avisan de un posible depredador. Cuerpo aterrorizado, descompuesto. A lo largo del tiempo hemos desarrollado una larga relación. Un estira y afloja. Una fuente de toda sabiduría, por eso el Buda era panzón.

Pero no solo la panza sufre, estar frente a las luces es un dolor corporal. No ver el sol. Estamos cansadas del encierro. Necesitamos salir y caminar. Escuchar nuestras piernas y brazos, el movimiento del cuerpo. Las pantallas no nos quieren. Nuestro cuerpo ante la pandemia y el aislamiento que ha significado.

De lo físico a lo abstracto. El aire en distintos espacios. Respirar como un espacio, un reposo, un receso. Limpieza de lo sucio. La respiración como mecanismo de supervivencia. El olor relacionado con lo duro, lo difícil; lo que pasa afuera es bueno y se absorbe, lo que pasa afuera es malo y trata de limpiarse. Las cosas que percibe la nariz y que son parte del mundo, del mismo modo que se percibe lo inmaterial, lo emocional. El aire purifica. 

Arriba de todo, alrededor de todo está mi piel. Reviste el cuerpo que habito. Me juzgan. Infancia. Comparaciones. Rasgos. Piel que protege. Absorbe. Vida. Prejuicios. Controla el clima. Enfermedades. Como una receta. Dolor heredado.

 

 

“Agua Viva” es un festival de literatura colaborativo y colectivo, un encuentro autogestivo de mujeres y personas género disidentes, involucradxs en la palabra y los libros. “Estamos convencidas de que lo autogestivo, colaborativo y colectivo es uno de los caminos y podemos caminarlo de la mano”. www.facebook.com/aguavivafestival

 

 

 


 

Otros artículos de la serie: “Transformar el silencio: ensayando la sororidad en la literatura”

Adriana González Mateos: “Leyendo a Cavafis”

Lola Horner: “Hubo una vez una mujer”

Daniela Mora: “#YoTeCreo: a propósito del escrache feminista”

Melissa Martínez-Raga: “Avena y canela para la supervivencia”

Masiel M. Corona Santos: “Un lápiz que escribe”

María Mínguez Arias: “Maternar de incognito”

Kyra Galván: “Reflexiones sobre la maternidad: nuevas formas de maternar y paternar y las relaciones entre escritoras”

Violeta Orozco: “La expropiación de la intelectualidad en las escritoras latinoamericanas”

Melanie Márquez Adams: “El maíz de la soledad”

Daniela Becerra: “Criar palabras”