Atraer a la pareja perfecta es un reto para todos los machos. Un ave del paraíso fastuosa puede pasar toda su vida trepada en un palo en medio de la jungla de Nueva Guinea desplegando su brillante plumaje en formas aerodinámicas hasta parecer un cometa, sin copular jamás. Las hembras, mucho menos llamativas que los machos, se limitan a observar la danza que les presenta el cortejante, y si les atrae lo suficiente, se acercan al palo (no es albur) y se dejan “pisar”. Si no, vuelan. El macho, continúa su búsqueda sin violentarse. ¿Será que hay algo que los hombres pueden aprender de los pájaros?
Promising Young Woman, protagonizada por Carrie Mulligan (An Education, Far From the Madding Crowd) en el papel de Cassie Thomas, y dirigida por Emerald Fennel (Camila Parker-Bowles en The Crown), es el “¡Se tenía que decir y se dijo!” de las películas que tratan el tema del abuso sexual, específicamente aquel que los hombres insisten en justificar como parte de la experiencia universitaria con un “es que estábamos bien jovencitos” y sus consecuencias en las víctimas. En negrita y en plural pues la violación de una mujer es un ataque al colectivo: afecta a todas las mujeres que rodean a aquella que sufre el abuso.
No sé cómo han traducido la película al español, pero creo que debería ser algo como: Mujer con futuro. En PYW, Cassie, una mujer que trabaja sin mucho ánimo en una cafetería durante el día, peina los bares de su geografía por la noche, haciéndose la borracha, dejando que los hombres se la lleven, la besen, la toquen, le bajen los calzones, para que al momento en que la quieran penetrar, les ponga el susto de su vida. No lo hace por ella, lo hace por vengar a Nina, su mejor amiga desde niña, violada durante una fiesta universitaria por sus propios compañeros. Cassie no se perdona no haberla acompañado esa noche, pues las consecuencias han sido graves. El brillante futuro de Cassie y Nina, dos eminencias en la escuela de medicina, se opaca, convirtiéndose en uno de desazón y venganza.
Emerald Fennell, la guionista y directora de la película, ha construido una comedia negra, negrísima, alrededor de un tema que la mayoría de las mujeres hemos experimentado: el abuso sexual y la manera en que muchos hombres tratan a las mujeres cuando no consiguen su atención, y particularmente, cuando nadie los ve. En una escena, Cassie camina por la calle y al pasar junto a un grupo de obreros, éstos la empiezan a hostigar. Ella se detiene y los observa, sin decir nada. Ante su silencio, los tres hombres, con la masculinidad por los suelos, la empiezan a insultar. Cassie los mira de frente, erguida, recibiendo el ataque verbal sin reaccionar, demostrando que la indiferencia duele más que una patada en los huevos. Fennell acierta en escoger a “las víctimas” de la venganza de Cassie, pues representan al universo. Son altos, chaparros, feos, guapos, blancos, negros, bien vestidos, mal vestidos, exitosos, perdedores, “normales”, weirdos… presentando el problema como lo que es: una epidemia. El mensaje: mujer borracha es cancha reglamentaria.
PYW es el testimonio del impacto sicológico que el abuso sexual tiene en mujeres que no sólo habían sido “perfectamente normales”, sino que tenían un futuro brillante ante ellas. Es un grito desesperado. Es un “¡Hasta aquí!” que debe servir para que los hombres reflexionen sobre las consecuencias de sus actos y sobre la complicidad masculina, porque también por omisión se peca. Y no sólo enfrenta a los hombres, también a las mujeres que ignoran o justifican esos comportamientos, o lo que es peor, que le brindan al violador el beneficio de la duda. El diseño de la película es una explosión de rosa y rococó, que enmarca una realidad amarga y que sólo hace unos años comenzamos a verbalizar: el peligro de ser mujer. En una escena, Cassie le dice a un excompañero de carrera que la invita a salir, “Eres demasiado alto”. Un comentario que no tendría ninguna importancia si no supiéramos su historia, porque en realidad no es un comentario sobre la estatura. Es una valoración del peligro que ese hombre representa.
Cassie Thomas es la mujer que decide hacer algo al respecto sin importarle lo que piensen los demás, a costa de lo que sea, incluyendo su integridad física. Una mujer a punto de ebullición, dispuesta a hacer justicia, porque sabe que, de todas maneras, todos los días de su vida, por el hecho de ser mujer, corre el riesgo de ser violentada. Todo lo contrario de las pájaras, que tienen el poder de elegir, de decidir y de decir no, sin que el macho de su especie la desplume.
P.S. También les recomiendo, Bailando con los pájaros (Netflix), para que vean los rituales de apareamiento de las Aves del paraíso… ¡una maravilla!