Tras 18 meses de silencio y oscuridad, el Lyric abrió sus puertas a cientos de enmascarados ansiosos por volver a la normalidad, estrenando al Maestro Enrique Mazzola, el tercer conductor en la historia de la institución, con un animado aplauso. El recinto, luciendo nuevos asientos, resplandecía como nunca, confirmando que aprovecharon el encierro para pulir cada centímetro cuadrado del lugar. Se podría sentir la alegría, la expectativa, el gozo de los asistentes que se desempolvaron para salir a disfrutar de una noche de verano como hacía tiempo no había. El Presidente y Director General, Anthony Freund, acompañado de Sylvia Neal, Presidenta del Consejo del Lyric Opera, hicieron un breve anuncio de bienvenida al público y reforzando los protocolos de seguridad. Después de casi dos años de confusión, ansiedad y muerte, el Lyric Opera decide abrir su temporada con una historia plagada de confusión, ansiedad y muerte.
Macbeth, el clásico shakespeariano sobre las trampas del poder, se desarrolla dentro de una iglesia, dando una sensación claustrofóbica a la historia (como si 18 meses entre cuatro paredes no hubieran sido suficiente). Tras salir triunfantes en una batalla, los generales Macbeth y Banco presencian un aquelarre en donde las brujas predicen que Macbeth será rey de Escocia y Banco será “padre de reyes”. A Macbeth no le gusta esto e, instado por la bella, ambiciosa y sanguinaria Lady Macbeth, deciden acabar con todos los que se atraviesen en su camino. Las cosas no salen como los Macbeth esperan, cumpliéndose así la profecía de las brujas.
La soprano estadounidense Sandra Radanovsky es la perfecta Lady Macbeth, moviendo los hilos del destino con su poderosa voz en un master class de canto clásico, imponiéndose sobre todas las otras voces. En el papel de Macbeth, el barítono Colin Colclough, transmite toda el desconcierto, inseguridad y frustración del hombre manipulado, al borde de la locura; mientras que la voz de su contraparte, Banco, el altísimo Christian Van Horn, retumba con sensación premonitoria. El tenor Joshua Guerrero, triunfa interpretando a MacDuff, el justiciero que hace pagar a Macbeth.
El telón, una oscura imagen de una iglesia presbiteriana en llamas; la escenografía, apenas iluminada; el vestuario, en tonos grises y negros, solo resaltado por el carmín de la sangre derramada, aunque impresionante, da una sensación halloweenesca. A pesar de que fue un espectáculo extraordinario y que en el ambiente se respiraba un gran júbilo, me pregunto porqué el Lyric decidió abrir con una obra tan oscura, habiendo otras opciones más alegres y coloridas. No hay duda de que el Opening Night fue un triunfo musical y especialmente después de tantos meses de encerramiento, cada minuto del gran drama escocés de Shakespeare con la música del gran Guiseppe Verdi, valió la pena.
Macbeth se presenta en el Lyric Opera hasta el 9 de octubre.