El Comanche y Pedro Medina León: los Bandidos de la literatura de Miami

 

Bandidos de Pedro Medina León
Sudaquia Editores, New York, 2022. 294 páginas, ISBN 978-19444407858

 

 

El noir tropical tiene una nueva obra clave: Bandidos (Sudaquia Editores, 2022) de Pedro Medina León. Esta es la tercera novela que el autor peruano-miamense le dedica al Comanche, el detective desempleado que ayuda a la policía de Miami Beach a resolver casos engorrosos. Las dos novelas anteriores, Varsovia (Sudaquia Editores, 2017) y Americana (Sudaquia Editores, 2019) nos brindan la oportunidad de conocer al Comanche, saber cómo piensa, cuáles son sus valores, sus fortalezas y sus debilidades. Entendemos por qué actúa de la manera que lo hace, muchas veces indiferente a cualquier compromiso que pueda ser establecido por la sociedad. En Bandidos comprendemos aún más sus acciones y nos encariñamos con él aunque a veces, al menos en mi caso, me dan ganas de decirle que llame a Mariolys, su ex, para resolver el problema del daycare de su hija. El Comanche es así, irresponsable, dejado, imprudente, impulsivo, no planea su vida más allá del fin de mes y reflexiona sobre los placeres que puede llegar a tener cuando caiga la noche. Al mismo tiempo, se involucra profundamente con sus amistades, el Cara de Jeva, Clarita, el Yanqui, también el Danger y el Consorte, sus fieles compañeros a quienes muestra una lealtad traducida en su dedicación en la cocina para hacerlos degustar platos exquisitos y “fiestas”, unos tragos especiales creados por él. Por este amalgamiento de características personales y sentimientos es precisamente que yo anhelaba leer la siguiente historia del detective de los bajos fondos de Miami. 

Desde mi puesto de crítica literaria sigo la obra de Medina León y no le pierdo la pista a los personajes. Observo su evolución como escritor y su compromiso con la escritura y particularmente con la ciudad de Miami. Hay un lazo innegable entre la urbe y Medina León, quien ha destinado su obra de ficción a la construcción de un ambiente en el que resaltan escenas ajenas a las postales playeras que venden en bombas de gasolina. Asimismo, el autor se dedica a documentar hechos históricos que han influido y se reflejan en la cultura popular de Miami. El estudio exhaustivo de la ciudad se plasma en artículos y ensayos recopilados en su libro Tour: una vuelta por la cultura popular de Miami (SEd, 2018) y muchos más publicados en diversas revistas como The Wynwood Times. De igual forma, dichos artículos se entremezclan en la narrativa ficcional del autor por lo que a lo largo de Bandidos encontramos artículos escritos por el Yanqui y traducidos por el Wild Cat, editora de la revista Revólver, que le da cabida a la pluma del personaje. El Comanche es un fan del Yanqui y apoya incondicionalmente su incipiente carrera como escritor; lee con gozo todos sus artículos y comenta su relevancia por el aporte a la ilustración de la ciudad.

Así como se intercalan artículos sobre la cultura popular de Miami en la novela, también encontramos dos tramas paralelas. Por un lado, hay capítulos identificados con números ordinales en los que se desarrolla la historia actual del Comanche. Un cadáver es encontrado en el estacionamiento del Winn Dixie de la Coral Way y la 22nd Street. La policía de Miami Beach contacta al Comanche para que trabaje de infiltrado acercándose a unos sospechosos a través de algo que él sabe hacer muy bien: jugar billar. Por otro lado, hay una serie de capítulos identificados con números romanos en los que se observa la conversación actual entre Mike Cana, el abogado de Marchena, y este, un sujeto acusado de suministro de armas durante la década de 1980 desde Miami en conexión con grupos contrarrevolucionarios que luchaban contra los sandinistas en Nicaragua. Estos capítulos contienen además escenas de las actividades clandestinas de Marchena durante esos años, así como información clave para entender la importancia y el alcance de este personaje en la trama, quien fuera hijo de una mano derecha de Somoza. Este enmarañamiento de datos e información fragmentada compone el universo en el que se desenvuelve el Comanche. Medina León, con una técnica complicada, pero al mismo tiempo pulcra y muy bien pensada, logra llevarnos por calles, esquinas y muelles específicos como si observáramos las escenas a su lado. 

Los recovecos por donde se intrinca la narración de Bandidos toman forma en los lugares icónicos de la obra general de Medina León. No se puede obviar la importancia que tienen, tanto para Miami como para la trama de la novela, lugares como el Mutiny Hotel, el Bar Al Capone, el Bar Ilusiones, el hostal Sweet Dreams, el Café Tropicana, y los billares Ilusiones y Camagüey, además del warehouse donde se traman las actividades criminales que investiga el Comanche. Medina León conoce muy bien la ciudad de Miami; los lectores no se perderán entre sus calles y alleys, el autor es el guía. 

En Bandidos el escritor explora un aspecto más de la cotidianidad del Comanche: el gusto por la comida. Como lo mencioné anteriormente, a través de la cocina el detective se conecta fraternalmente con sus amistades. Sin embargo, la degustación de platillos en esta obra va más allá: es la forma de comunicación que el Comanche establece tanto con la policía como con los delincuentes a quienes se acerca mientras está infiltrado. Con el agente Malabrigo comparte carne con papas, sánguches de lechón, el mejor cortadido del área –el que prepara el Cara de Jeva– y mientras se limpia las comisuras de la boca y Malabrigo pide más salsa, el Comanche intercambia información, provee datos de la investigación y establece pautas para el siguiente paso en la misión. El Café Tropicana, donde trabaja el Cara de Jeva, así como los icónicos restaurantes de Miami, Café Versalles y La Carreta, destacan como lugares esenciales para el desarrollo de la trama. Asimismo, con el Chuy, Luisito y el Putas establece una relación a través de las cervezas, las Matervas y los tacos. El Nica del billar el Camagüey ya sabe sus gustos, los atiende con unas frías bien puestas mientras el Comanche va descubriendo los pormenores de sus haberes y va atando cabos de una actividad clandestina que ni la policía de Miami Beach ni los lectores teníamos ni idea de que ocurría. A través de la comida el Comanche logra establecer las conexiones necesarias para resolver el caso y consolidar sus relaciones personales. 

Bandidos es una novela compleja y en eso se basa su calidad. Medina León recorre los submundos de Miami y construye una ficción respaldada en hechos históricos investigados y plasmados con acierto para entrelazar las dos historias que hasta casi el final de la novela parecían desconectadas. Entre las líneas de Bandidos, Pedro Medina León nos da las pistas pero es probable que ustedes, así como yo, se queden con la boca abierta en las últimas páginas con una gran revelación que cierra de forma perfecta la tercera entrega de las aventuras del Comanche. Ahora me quedo esperando la próxima. Paciente, con un cortado recién colado.