Tus pequeñas huellas de Oswaldo Estrada
SEd, Miami, 2023. 403 páginas, ISBN 979-8987091289
¿Qué hay más allá del dolor? ¿Existe otra cosa después del sufrimiento? La pérdida, cuando aparece, no puede ser reemplazada por ninguna presencia, pues solo hay espacio para la pena. Afortunadamente, al resistir van apareciendo pequeños espasmos, sismos que actúan con sutileza y van haciendo diminutos agujeros por donde una tímida luz se muestra para cambiar las cosas. Solo unos instantes de ese resplandor bastan para ver más allá de la oscuridad y entender que en un rincón hay un mínimo lugar para recomenzar. Tus pequeñas huellas(SEd, 2023) es un destello que nace de la belleza de la escritura.
Oswaldo Estrada inicia la historia de Tus pequeñas huellas con una premisa devastadora: la pérdida de un hijo a media gestación. En las primeras páginas se nos prepara para lo que significará el viaje hacia el verdadero infierno, el que se encuentra en la tierra, entre nosotros, penitentes y demonios a partes iguales. Andrés y Marena son nuestros héroes dantescos, los encargados de mostrarnos los efectos metastásicos de sus soledades. La soledad de ser inmigrantes peruanos en Nueva York y la soledad de ser padres de dos hijos muertos.
A medida que la novela avanza, atestiguamos cómo ambos asumen el luto a su manera, tratando de sobrevivir a aquella pulsión autodestructiva que surge cuando se pierde el propósito de la vida. Marena tratará de exteriorizar el dolor buscando a otras madres destrozadas mientras que Andrés lidiará con el suyo desde adentro, intentando a toda costa pasar desapercibido en una cotidianidad agobiante.
La visión de una madre que pierde a un hijo no es la misma que la del padre, más aún, en una sociedad donde los roles de género se encuentran visiblemente establecidos, la concepción del sufrimiento entre hombres y mujeres difiere; sobre todo, esto se hace evidente en la manera de tramitarlo que aparece como una imposición del exterior. Por tanto, la condena que la vida nos impone debe ser asumida como algo prestablecido y ni siquiera se nos concede la opción de elegir cómo sobrellevar la carga.
Oswaldo Estrada presenta, además, la cuestión de padecer estas y otras pérdidas, lejos de las raíces, donde la palabra pertenecer se torna abstracta, pues Andrés y Marena, de distintas formas, abandonaron su natal Perú para refugiarse en el sueño americano. Nunca faltarán aquellos seres dispuestos a querernos, pero la nostalgia de una tierra que ya no existe para el que se va se funde con el sentimiento de extravío; la imposibilidad de ubicar un hogar verdadero y de someterse a la imborrable marca de ser un forastero.
Al transcurrir las páginas y acumularse las palabras, el camino se muestra un poco más indulgente. Sin embargo, las heridas del pasado transforman a los protagonistas en seres obligados a tomar decisiones significativas y a plantearse la posibilidad de rendirse para descansar de una vez; dejar todo para abandonarse a la nada.
En Tus pequeñas huellas, sobrevivir tiene que ver con encontrar un nuevo sentido, algo que reemplace la pérdida temprana de dos hijos; cualquier cosa capaz de impulsar a un par de desdichados hacia nuevos horizontes. Es por ello que todo tiene que ver con el interior, sobre cómo se configuran los sucesos dentro de cada uno, pues nunca se podrá explantar lo que crece en lo más íntimo para intentar enseñárselo a los demás. Las palabras que buscan describir dichas profundidades son débiles signos de una realidad distinta e intransferible. Es la soledad definitiva, el único infierno posible.
A pesar de todo el pesimismo que habita esta tierra, Oswaldo Estrada no se detiene allí, sigue de largo hacia el final del recorrido. Tus pequeñas huellas es un viaje a lo más profundo del sufrimiento humano, pero con la fortuna del escape, de saber salir purificados para, con valentía, darse otra oportunidad de llegar a cualquier redención posible.