Foto: Karl Soderstrom
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La obra Peter Malmö es la adaptación de Pedro Páramo de Juan Rulfo por Raúl Dorantes y Mark Litwicki. Peter Malmö forma parte de la cartelera de Destinos, 6º Festival Internacional de Teatro Latino de Chicago. Este festival anual tiene como objetivo mostrar obras de artistas y compañías de teatro latinos tanto de la ciudad de Chicago como de Estados Unidos y América Latina.
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En el canon de la literatura mexicana, pocos han logrado tanto en tan pocas páginas como Juan Rulfo con Pedro Páramo. El autor inventó un género y en el proceso parió un adjetivo: rulfiano. Lo rulfiano no es linear, desafía los límites entre la realidad, lo imaginado y lo sobrenatural, haciendo que los vivos y los muertos convivan en el mismo plano. Lo rulfiano es fragmentado, subversivo y económico, y la puesta en escena cumple en ese aspecto.
Desde antes de iniciar la obra te teatro, el elenco, sentado en bancas, ha comenzado a murmurar. Los personajes están temblando de frío. Raúl Dorantes y Mark Litwicki, han adaptado Pedro Páramo, ese rencor vivo, en una isla al norte de Wisconsin y le han dado un apellido escandinavo. En lugar de cruzar un desierto, hay que atravesar un lago congelado, y los que se han ido al infierno no tienen que regresar por su cobija. Juan Preciado, es ahora Johnny, Páramo es Malmö, y en lugar del desierto mexicano, una pantalla muestra tormentas de nieve. El escenario está compuesto de bancas que funcionan como props para representar camiones, ventanas, y hasta féretros. Un círculo de hielo colgado del techo nos recuerda que el frío es una parte importante de la historia, pues ¿quién en su sano juicio decide comenzar otra vida en un lugar tan inhóspito? Dorantes y Litwicki, capturan con fidelidad la historia que inspiró el realismo mágico, donde el tiempo no importa —el pasado, el presente y el futuro conviven en un mismo plano— y los temas son los de siempre: la traición, el abandono, la venganza, la corrupción, la infidelidad, la locura, solo que ahora, los dramaturgos han agregado un detalle original: la esperanza, al integrar a una pareja inmigrante imaginando un futuro en ese lugar.
Juan Preciado emprende el viaje a Comala en busca de su padre para vengarse: “No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo…”, le dice su madre en su lecho de muerte, antes de partir. Lo que Johnny no sabe es que llegará a un pueblo habitado por fantasmas que aún no pueden superar los traumas que la crueldad del titular les ocasionó… y no pueden parar de hablar. El actor Armando Reyes, en el papel del titular, aparece sentado en un “trono” con una pistola en la mano, pero lejos de dar miedo, parece taciturno y deprimido. Pedro Páramo es un cabrón y Peter Malmö no me causó esa impresión. Me dieron ganas de echarle una cobija encima. No quiero decir que la actuación es mala, sino que le falta “hijoeputez” (¿se vale?). Bridgett Martínez, como Cindy (Eduviges Dyada), le inyecta gracia y carácter al fantasma que le suelta la sopa al Johnny, quién entre más sabe, más fantasmas conjura, ocasionando que los murmullos lo acaben matando. Raúl Arámbula —en su doble papel de Janssen (Rentería) y Ronny (Fulgor Sedano)— es espléndido, mostrando su gran presencia escénica y versatilidad. Xela Rosas, como Susana (el único amor de Peter Malmö), logra transmitir esa sensación de desesperanza que permea toda la obra, y el resto del elenco hace un buen trabajo de soporte.
Raúl Dorantes (al alimón con Mark Litwicki) —escritor mexicano radicado en Chicago desde hace casi cuarenta años, reconocido por sus novelas centradas en temas de inmigración y, sobre todo, por su gran habilidad de retratar el contexto urbano que una ciudad como Chicago le ofrece a aquellos que han dejado su país de origen— logra transportar la gran novela mexicana a la geografía del medio-oeste sin traicionar su marca: las contribuciones de los inmigrantes en este país. Sólo un inmigrante es capaz de plantar una semilla en el hielo y cosechar un árbol, literal, figurado o genealógico.
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Peter Malmö se presenta en el Raven Theater hasta el 29 de octubre. ¡Aikir!