En esta entrega, nos vamos a centrar en las descripciones, una técnica fundamental a la hora de hacer entrar al lector en el mundo que hemos creado, y que conectaremos con la entrega referida a la visibilidad. Recordemos que se trata de entrenar nuestra mirada de escritor para incorporar no solo la vista, sino también los otros cuatro sentidos: el tacto, el olfato, el oído y el gusto.
Hoy nos dedicaremos a la descripción del espacio narrativo. En una próxima columna hablaremos sobre las descripciones de los personajes.
El espacio narrativo y la ambientación deberían provocar en nuestros lectores una reacción emocional no muy distinta a la que provocarían un espacio y una ambientación reales. Recorrer a paso lento una plaza con mucho verde en una mañana soleada de primavera nos infunde esperanza, mientras que la contemplación de un atardecer frío y lluvioso generará otro tipo de sentimientos, podría ser melancolía o soledad. Lo mismo ocurre en la narrativa.
Me gusta citar esta frase de Stephen King, que tan bien expresa aquello que buscamos generar con esta técnica narrativa:
“La descripción comienza en la imaginación del escritor, pero debe finalizar en la del lector”.
A la hora de mostrar el entorno, los ambientes, ya sean interiores, exteriores, reales o imaginarios, debemos siempre tener cuidado de que las descripciones no detengan la acción más de lo necesario. Y que cuando lo hagan, sea para aportar datos que enriquezcan a la narración. De ser posible, lo haremos de forma concreta. Si la pausa es demasiado prolongada, ralentiza la historia y el lector puede llegar a perder interés a la hora de seguir leyendo.
¿Cómo decidimos qué mostrar y qué no?
Es importante apuntar detalles concretos, lo que dará un marco de verosimilitud a la narración. Y de todos ellos, decantarnos por los esenciales: aquellos que resultan imprescindibles, en especial si estamos trabajando en un cuento o un relato.
Las técnicas que utilizamos en la novela no son las mismas de las que echamos mano a la hora de escribir un relato. En un relato no podemos detenernos de la misma forma que haríamos en una novela. Debemos centrarnos en la trama, con otra velocidad. En la novela, en cambio, las descripciones no solo ayudarán a “ver” lo que sucede, también serán las responsables de contribuir al ritmo de la narración. Volvamos a pensar en paisajes: No es lo mismo que el protagonista se siente a contemplar un lago de aguas azules cuando el sol está alto en el cielo, a que decida hacerlo al anochecer, en una tarde lluviosa y fría, con el cielo ya gris. Si, además, el personaje en cuestión se envuelve en una manta, mientras contempla el agua del lago ya negra, ¿qué querrá el narrador transmitir?
En este fragmento, el escritor Luis Alejandro Ordóñez describe el entorno, va creando atmósfera sin que se detenga la acción. La intriga va en aumento.
En el parque, las nubes bajas comenzaban a borrar los contornos de las cosas. Aun así, Sally lucía más y más hermosa conforme las sombras blancas y el paso de los minutos le daban mayor dignidad a su espera. Ya casi como un fantasma, Sally caminó hasta el altar para esperar desde allí la entrada de su futuro esposo. Pero lo que vio con imposible claridad fue a uno de los hombres del señor Ferrara acercarse hasta él y susurrarle al oído. De inmediato Ferrara miró a Sally y ella lo entendió todo.
La densa niebla no permitió que ninguno de los invitados viera exactamente el momento en que lo hizo. Entre gritos que rebotaban contra las paredes del gaseoso laberinto ya todos los presentes esperaban lo peor. No fue hasta que la niebla levantó que pudieron encontrar el velo flotando en el lago.*
Ana Schein es abogada, escritora, editora y profesora de escritura creativa. Es doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de la República, posee un posgrado en Administración de Recursos Humanos por la Escuela Argentina de Negocios, una maestría en la Enseñanza de la Escritura Creativa por la Universidad de Alcalá y la Escuela de Escritores de Madrid, y una maestría en Creación Literaria y Nuevas Narrativas por The Core School. Vive en Miami.
Sus textos aparecen en antologías publicadas en España, Paraguay, Uruguay, Argentina, Israel y Estados Unidos. En 2018 fundó la Escuela de Escritura A2Vuelapluma y en 2020 la revista literaria Trazos, que ha publicado a más de 160 autores de habla hispana. Ha dictado cursos para Miami Book Fair, Escuela de Escritores de Madrid, Conferencista en el Instituto Cervantes de Nueva York, Feria del Libro de Chicago. En mayo de 2023 publicó su primera novela: Amira. Historias de mujeres.
*Fragmento extraído de “Aquí no encontrarás a Weeping Sally”. Luis Alejandro Ordóñez. Ars Communis, 2023.
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