Spanish in Chicago: un estudio lingüístico

Spanish in Chicago de Kim Potowski y Lourdes Torres

Oxford University Press, 2023. 334 páginas, ISBN 978-0-19-932615-0

 

Uno de los grandes retos que enfrentan quienes se dedican a la enseñanza, promoción y preservación del español en los Estados Unidos es la desvalorización que sufre el español hablado por los hispanohablantes radicados en este país. Esta desvalorización proviene tanto de sus propios familiares y amigos en los países de origen, como de maestros en Estados Unidos, desde primaria hasta posgrado, cuya variante del idioma no coincide con la de sus estudiantes. A ello se suma la peor de las desvalorizaciones: la personal, el sentimiento del hablante de que su español no es suficientemente bueno, de que ha perdido algo valioso y que recuperarlo es una tarea inalcanzable. 

Las percepciones sobre la lengua son muy subjetivas y, por tanto, difíciles de modificar. ¿Cómo explicar a estas personas que su español no es un español incorrecto, malo o deficiente sino el reflejo de toda una historia que los vincula con su presente y su pasado, que contiene todos los elementos que se han ido sumando en el camino y los que se han ido quedando porque ya no había necesidad de cargarlos? ¿Cómo asegurarles que su español es legítimo, enriquecido, con identidad y carácter, y no todo lo contrario? ¿Cómo defender su español y la riqueza cultural y humana que representa ante los hablantes mismos y ante el mundo? ¿Cómo animar a las familias a no perder el tesoro que es una lengua? El libro Spanish in Chicago, de Kim Potowski y Lourdes Torres, responde a esas preguntas de la mejor manera posible: con un estudio riguroso que analiza palabra por palabra, frase por frase, persona por persona, parámetro por parámetro, el habla de personas hispanohablantes en Chicago y sus alrededores.

Se trata de un estudio lingüístico serio y minucioso del español que se habla en esta región, con sus tres componentes más evidentes: el español mexicano (si es que se puede hablar de un español mexicano), el español de Puerto Rico y el contacto que han establecido entre ellos y con el inglés. Aunque el libro hace referencia a varias investigaciones previas sobre el español de mexicanos y puertorriqueños en Estados Unidos, una aportación única es la incorporación de quienes las autoras denominan MexiRicans (mexirriqueños): descendientes de parejas conformadas por una persona de Puerto Rico y otra de México. El nivel de análisis es tan detallado que se muestran resultados diferenciados según si la madre es puertorriqueña y el padre mexicano, o viceversa.

La materia prima de la investigación es una serie de entrevistas realizadas a 124 personas migrantes de Puerto Rico y México así como a sus descendientes de segunda y tercera generación. Se analizan tanto los aspectos lingüísticos –pronunciación, vocabulario, gramática, marcadores discursivos, alternancia con el inglés– como el contenido de las entrevistas: lo que expresan las personas en términos de sus creencias, juicios de valor respecto de su español y el de su contraparte (mexicana, puertorriqueña o mexirriqueña), sus relaciones familiares y otros temas. De especial interés son las diferencias generacionales en cuanto a la percepción de la importancia de conservar la lengua o su relevancia como parte de su identidad cultural, cosa que parece tener más peso entre personas de origen mexicano que puertorriqueño.

Para el análisis se tomaron en cuenta múltiples factores como la región de procedencia, la edad de llegada a los Estados Unidos, la edad al momento de la entrevista, el género, el estatus socioeconómico, el contexto en el que usan el español, la frecuencia de viaje a países hispanohablantes, entre otros. Cada capítulo hace una breve pero sustanciosa síntesis de las investigaciones previas realizadas en torno a cada tema tratado y en seguida se expone la metodología, explicando qué elementos de las entrevistas se sistematizaron y cómo, para después proceder al tratamiento estadístico de los datos.

En cuanto a las actitudes respecto de la lengua, Potowski y Torres aclaran que aunque la gran mayoría de las personas encuestadas expresaron su deseo de que el español se transmita a sus hijos y nietos, con frecuencia no ocurre y no es por falta de interés, sino por la necesidad de una exposición suficiente a la lengua y de que se den interacciones significativas para que los niños la adquieran. Esto no siempre está al alcance de las familias, ya sea por falta de tiempo para convivir con los abuelos hispanohablantes o porque los padres no se comunican en español con sus hijos ni entre ellos.

Las autoras proponen, entre otras acciones, ampliar las campañas que desmitifican ideas erróneas sobre la educación bilingüe: crecer con dos idiomas no confunde a los niños en su desarrollo lingüístico; el bilingüismo de los padres no garantiza el de los hijos, los padres deben crear entornos que fomenten el uso del español desde temprana edad. También señalan que, aunque los padres sientan que su español no es lo fluido y adecuado que ellos quisieran, hablarlo con sus hijos es beneficioso y de ninguna manera afecta el desarrollo lingüístico de los niños. Además, destacan que se ha probado una y otra vez que los programas duales donde se enseña entre 60% y 90% en español en los primeros años escolares dan como resultado un mayor dominio tanto del español como del inglés y un mejor rendimiento académico en general. 

En términos de políticas públicas, en el libro se sugiere incrementar la oferta de guarderías en español, expandir los programas bilingües, crear redes familiares y comunitarias para proveer a los niños de actividades placenteras en la lengua y desarrollar programación de calidad en medios masivos de comunicación.

En suma, Spanish in Chicago ofrece una panorámica académicamente sustentada del español en Chicago, aporta directrices claras que contribuyen a una valoración positiva e informada de la lengua y nos invita a reflexionar sobre lo que todos podemos hacer para evitar la pérdida de un bien inmaterial invaluable para el bienestar y la salud mental de cientos de miles de ciudadanos en la región. 

 


Erika Erdely Ruiz es maestra y doctora en Lingüística por la UNAM y profesora de tiempo completo en el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha impartido clases de español como lengua extranjera durante más de 20 años y ha capacitado a profesores a nivel de posgrado durante más de 15 años. Su investigación se centra en la semántica y pragmática léxica y en la enseñanza de la sintaxis. Es autora y coordinadora de los libros de texto Así hablamos, intermedio 3 y Dicho y hecho 7, español como lengua extranjera. Ha trabajado como coordinadora de español en el Centro de Estudios Mexicanos en Reino Unido, como parte de una colaboración entre la UNAM y el King’s College de Londres y actualmente como Secretaria Académica en la UNAM Chicago.

 


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