Allá en San Fernando sobre la maldad universal. Foto: Carolina Sánchez
La reciente puesta en escena de Allá en San Fernando, escrita y dirigida por Raúl Dorantes, y producida por Colectivo El Pozo, me cautivó por varias razones. Lo primero a notar es el collage de videos proyectados en la pantalla de fondo y que presentan imágenes de un movimiento cósmico. El tema cósmico se desarrolla a través de la obra y toma la forma de una coreografía que invita a pensar en el ser humano como unidad y como multiplicidad, como forma y como carne, como éter y como tierra. Luego, estas dualidades se centran en la violencia en que México vive y particularmente en la trama de tres mujeres asesinadas por dos miembros del Cartel La Letra (homólogo de los Zetas.) Aunque la mayor parte de la trama se centra en la historia de estas mujeres y sus victimarios tanto en este mundo como en el más allá, donde todos coinciden, el tema de la maldad toma un giro universal. La matanza de 72 migrantes tanto de Centroamérica como de la India en que la obra halla su inspiración, se enlaza con líneas e imágenes que hacen referencia a matanzas similares como en Italia (1944), en Guatemala (1981), en Irak (2004), y que nos llevan a pensar en la violencia y la maldad no sólo como algo aislado sino como fenómenos universales. Podemos pensar también en la violencia que sufre la población afroamericana a manos de la policía o en la violencia de los barrios de Chicago.
Allá en San Fernando es una reflexión sobre la maldad universal que se manifiesta como violencia. La primera parte de la obra ocurre “de este lado” de la vida, por así llamarlo, mientras que la segunda parte ocurre en el “más allá” de la vida. El tema rulfiano, que es ya una constante en la obra literaria de Dorantes, funciona en Allá en San Fernando para hacernos reflexionar sobre aquello que nos lleva a la violencia, como el prestigio o el dinero, y que hacen de la maldad aquello que Hannah Arendt llamó “la banalidad de la maldad.” La maldad se banaliza cuando valoramos al dinero y el prestigio sobre la vida de otros. La maldad y la violencia se vuelven un empleo más. Al presentarnos con la muerte o el más allá de la vida, Allá en San Fernando nos hace considerar el verdadero valor que el dinero y el prestigio tienen en la vida humana.
Aunque Allá en San Fernando no propone solución alguna—sería iluso proponer una formula universal para solucionar la violencia—la obra nos invita a “mirarnos a nosotros mismos” y a aquello que valorizamos.
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Jorge Montiel llegó a Chicago en 2007. Ha participado en talleres de poesía como el de La Casa del Escritor, en Puebla, y Contratiempo, en Chicago. Ha publicado poesía esporádicamente en revistas literarias y otras publicaciones. Actualmente estudia filosofía en Marquette University.
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