¿Y ahora qué?
En toda elección hay siempre un ganador y un perdedor. Y siempre, los perdedores tratan inmediatamente de encontrar un culpable, alguien que cargue con la consecuencias de su derrota.
Ahí hay muchos. Es culpa de los medios de comunicación, es culpa de las agencias de encuestas, es culpa de los que no votaron, es culpa mía… alguien tiene que tener la culpa, para que los candidatos tengan chance de volver a participar y eventualmente ganar en alguna otra elección.
Nunca, o rara vez, es culpa de los candidatos. O más bien, rara vez lo admiten.
Tampoco ahora, por supuesto. No es culpa ni del Partido Demócrata ni su Consejo Nacional, que hicieron fraude electoral comprobado, ni es culpa de Hillary, la candidata Demócrata menos popular dentro de los demócratas mismos, ni es culpa de que haya votado por todas las guerras que hubo cuando era senadora ni de que haya metido las narices en cada país que no tiene un gobierno “amigo de Estados Unidos”.
Por supuesto, ha de ser culpa de los votantes.
No importa si los votantes no le ven chiste al voto por la corrupción rampante en los gobiernos, locales o nacional, es su culpa. No importa que los candidatos a puestos nacionales sean todos millonarios y los que no, son patrocinados por millonarios que no tengan mucha relación con el 99% del país.
Ha de ser culpa de los “milenials” porque no se registraron para votar. O de Bernie Sanders, que “le hizo mucho daño a Hillary”. O a la mejor es culpa de Obama, por no haberle hecho campaña a Hillary con más ganas y porque sus votantes de hace cuatro años ahora votaron por Trump. O puede ser culpa de las mujeres que no salieron a votar por una mujer.
O mía, como ya dije, por llamar a votar por los Verdes, aunque Hillary haya ganado Illinois 55% contra 39% de Trump. Será que tengo tanta influencia nacional que los votantes de Alabama no votaron por Hillary.
No me interesa encontrar al “culpable”. Me interesa organizarlo.
Para mí, Trump ya ha estado presente en este país, en esta sociedad por mucho tiempo. Es el fascismo encubierto y el racismo descubierto; es la discriminación rampante, el capitalismo hiperdestrampado, las cárceles llenas de minorías, las policías que matan jóvenes de minorías preferentemente.
¿Qué hacemos ahora? Pues lo mismo de siempre pero con más ganas: resistir, combatir, organizarnos… igual que si hubiera ganado Hilary.
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Jorge Mújica Murias. Organizador laboral y autor de la columna México del Norte y co-autor del libro Voces migrantes.