Plan de deportar a los 11 millones de indocumentados va camino al fracaso


En la cosecha de la fresa en Carolina del Norte. Foto: Newsela: Davis Turner

 

Quiero enfatizar que este plan no funcionará.

Me refiero a las nuevas directrices del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en las que este martes destacaron las nuevas prioridades para deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados de Estados Unidos.

Para reiterar, este memorándum de DHS afirma que designará para deportación inmediata a todo inmigrante indocumentado que haya sido encontrado culpable de un crimen en el país.

El mismo memo también ordena que por igual se deba proseguir a deportar a cualquier otro inmigrante indocumentado que haya sido acusado de algún crimen en el país. Aquí no se hace una distinción de un crimen mayor (felonía) y un crimen menor (pasarse un semáforo) y ni que se haya encontrado culpable al inmigrante, solamente acusado.

Al entrar en contacto con grupos de inmigrantes, bajo las nuevas órdenes, se deja a la discreción de los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y la unidad de la Oficina de Aduanas e Inmigración (ICE) ver a que otros inmigrantes se pueden deportar.

“El personal del departamento tiene la plena autoridad de arrestar o aprender a un extranjero que los oficiales de inmigración tengan causa probable de creer que está en violación de las leyes de inmigración” destaca el memo. Ésta es una zona oscura que problablemente será retada en un tribunal.

En torno al arresto y deportación de los indocumentados, bajo esta nueva política, toda persona será regresada al otro lado de la frontera mexicana, ya sean mexicanos o no.

Esta parte del memorándum del DHS ya fue refutado en Mexico y un alto funcionario de ese país anunció que Mexico solamente aceptará nacionales mexicanos y no los nacionales de otros países centroamericanos.

Mexico, enfatizó el canciller Luis Videgaray, no admitirá decisiones unilaterales de Estados Unidos en torno a inmigrantes de otros países.

Ya en Mexico se habla de la concentración de inmigrantes de Haití que están en la frontera norte de Mexico intentando cruzar al lado estadunidense.

“Si el gobierno de Estados Unidos insiste en deportar a México o que quiere enviar a México personas que no son de nacionalidad mexicana, México no tiene por qué recibirlos y en ese momento iniciaríamos un proceso de exigirle a Estados Unidos a que en cada caso acredite la nacionalidad de la persona que está enviando a México. Sería francamente, una acción de carácter unilateral sin precedentes, inaceptable, que los propios Estados Unidos no aceptarían y no tenemos nosotros por qué aceptarla, nosotros también tenemos control de nuestras fronteras y lo ejerceríamos a plenitud, es un derecho soberano de México”, dijo Videgaray a la prensa mexicana.

La medida del presidente Donald Trump también ordena que se empleen a 10,000 agentes de Aduanas y Protección Fronteriza y a otros 5,000 agentes de ICE. La vieja política de “arrestar y liberar” a los indocumentados mientras prosigue su audiencia en las cortes de inmigración terminaría.

Y si esto no fuera suficiente, el memorándum ordena que se prosiga con la idea de la construcción de un muro a lo largo de la frontera.

A este ambicioso plan no le veo mucha factibilidad, y para comenzar sería casi imposible dar empleo a cerca de 15 mil nuevos agentes, ya que para subsidiar este esfuerzo se requiere la aprobación de ambas cámaras del Congreso. Ahí habría que tener una negociación y finalmente el número puede llegar a solamente unos mil agentes que aun así es una cifra elevada.

En lo legal, esta memorándum estaría arrojando a la borda la antigua práctica ética y legal que cada persona debe tener “su día en corte”. Si hoy por hoy, nos olvidamos de este debido proceso legal y humanitario, me imagino que mañana bajo otro pretexto se podría encarcelar a otro segmento de la población bajo Trump, digamos a los reporteros ya que Trump los detesta.

Tanto Trump como su portavoz Sean Spicer están haciendo del miedo un instrumento para hacer que los estadunidenses acepten esta violación a los derechos de los inmigrantes.

Por otro lado, recordamos que el presidente e Barack Obama solamente pudo deportar unos 250 mil indocumentados al año y me imagino que así será con la nueva administración de Trump.

Trump es una persona dada a usar hipérbole y grandiosas palabras como si manejar a una nación del tamaño de este país fuera tan fácil como organizar una venta de remate en un gran supermercado.

Su memorándum sobre las nuevas prácticas de inmigración, me temo que están destinadas al fracaso y miremos porque.

Cerca de ocho millones de los 11 millones de indocumentados en el país están dentro de la fuerza laboral.

Si Trump excede el número de deportaciones de Obama aunque sea por unos cientos de miles la economía del país sentiría de inmediato los efectos y serían drásticos.

En las escuelas públicas, por ejemplo, habría menos estudiantes hispanos lo que significaría menos fondos para las escuelas y causaría grandes despidos de maestros.

La industria restaurantera, aunque fueran unos miles más de deportados, de inmediato vería una escases de mano de obra y aumento de los precios en los restaurantes. Muchos restaurantes serían forzados a cerrar ya que no podrían pagar los salarios altos que los anglosajones exigirían por atender mesas o lavar los platos y muchos clientes se ausentarían de los restaurantes a causa de los precios elevados.

Otras industrias correrían la misma suerte, como la industria láctea en estados como Wisconsin en donde el 40 por ciento de la mano de obra de la industria láctea está compuesta de inmigrantes, los cuales trabajan por salarios bajos.

Sin su trabajo, me imagino que habría perdidas en los cientos de miles de dólares y causaría una escasez de productos lácteos en el supermercado.

En estados como Missouri la mano de obra en las empacadoras de carne es en su mayoría indocumentada que si son deportados en masa causaría que esa industria sufriera grandes pérdidas.

En Idaho el 12 por ciento de la fuerza laboral es de inmigrantes hispanos, muchos de ellos sin documentos. Un estudio reveló que los inmigrantes ahí ganan $29 mil dólares al año y el salario promedio de los blancos es de $42 mil dólares al año.

Una baja substancial a causa de deportaciones aquí podía afectar la industria de la papa y causar una escasez de “papas a la francesa” en los restaurantes de comida rápida.

Muchos activistas dicen que el ímpetu xenofóbico de Trump por deportar a los inmigrantes hispanos va muy rápido sin pensar en las consecuencias.

Ahora veamos que pasaría al otro lado de la frontera con un alto número de deportaciones bajo la administración de Donald Trump.

La llegada de miles y miles de indocumentados mexicanos de regreso a su país causaría una crisis ya que Mexico no está preparado para recibirlos y darles trabajo.

México de por sí ya está convulsionando por la violencia que sufre bajo los excesos de carteles y de militares. México sólo necesita de otra chispa para que se desestabilice lo que causaría una avalancha de millones de mexicanos buscando cruzar la frontera, con muro o sin él. Algo similar sucedió durante la Revolución Mexicana.

Y si Estados Unidos concentra a miles de indocumentados de otros países a lo largo de la zona fronteriza mexicana, esto puede causar otra crisis humanitaria que afectaría tanto a Estados Unidos como a Mexico. Esta sería la crisis “Katrina” de Donald Trump.

Pero aunque Donald Trump no lo vea y el Partido Republicano no quiera ni escuchar la palabra amnistía, lo que el país requiere en este momento es una reforma migratoria inmediata e integral. Esta reforma resolvería el problema de los indocumentados, ayudaría a la economía y el país entonces se puede concentrar en resolver otros problemas nacionales como la educación, la salud y el crimen.

Como en su previa orden ejecutiva para prohibir la entrada al país a los viajeros de los siete países de mayoría musulmana, a este memorándum no se le ve mucha previsión y consulta. Parece algo que un pequeño grupo de fanáticos desarrolló a última hora sin consultar a expertos legales ni a los demás políticos de la oposición.

Donald Trump sabrá mucho de cómo construir edificios altos pero hasta ahora sus críticos apuntan que no sabe mucho de cómo se debe construir y manejar a un país democrático.

 

Antonio Zavala. Periodista freelance. Reside en Chicago.