Fernando Botero: La Ballerina, (2006)
[martes 24 de marzo de 1998, dallas, texas]
desprotegida hasta los huesos
como oscuro árbol de invierno
raíces a la intemperie
querer sacar al corazón de su rincón
envuelto por muros de materia dócil
músculo, grasa y humores tibios
arrancarse el corazón
llevarlo en las manos
expuesto, abierto, latiendo
y más: temblando de miedo
la mudez es obligada
la quietud es inevitable
la parálisis es defensa
este silencio hay que sentirlo bien
esta tristeza hay que cuidarla
el miedo invadió
hay que enfrentarlo en cueros y sobrevivir
[lunes 30 marzo de 1998, dallas, texas]
sobrevivir en la médula del terror
desoír el cuerpo en su inmediatez
para escucharlo por vez primera
hacerse de oídos sordos
y aguzar el corazón para escuchar los anhelos secretos
ocultos tras el escudo de carne grasa
ay, las lágrimas, ¡cuántas!
nadie sabe, nadie entiende
el arrojo a pesar del abismo que se abre
y luego esta desolación neblinosa
este caminar a ciegas y a solas
por un sendero sin luz, sin norte
y luego esta orfandad inevitable
haber nacido sola
sacada a fuerzas del oscuro, gelatinoso y tibio útero materno:
desnudo cuerpo, sanguinolento, trémulo, puños en alto, ojos
apretados para no ver, mueca de desconsuelo y, desde ese momento,
[un llanto que no dejo de llorar
huérfana y expuesta al mundo frío
y luego este silencio
vivir sin palabras para nombrar los miedos y las rabias
la garganta inútil, muda
acaso a veces balbuceos desesperados sin efecto
incontables minutos de desdicha y desconocimiento
de cobardía y de ceguera
treinta y siete años de doloroso rechazo de mí
el comer como metáfora de no querer ser
de miedo, horror de ser mujer
desprovista niña, temblorosa niña, asustada niña
te sabes sin voz, abrumada y paralizada por el mundo
¿lo sabe el mundo? ¿cómo te ve el mundo?
risueña, de trenzas, aplicada, consentida, fuerte
sin lágrimas
gordita
y tú, gordita del alma, te ocultas
te ocultas tras tus capas, en tus suéteres,
te metes en tus pantalones
lejos donde nadie pueda tocarte, alcanzarte
lastimarte
y luego la vergüenza, gordita linda,
¿de qué? te convoco a que por fin lo digas
vergüenza ¿de qué?
¿dónde la aprendiste?
¿cómo supiste que había que ocultar la gordura,
que eras asquerosa, digna de lástimas, de burlas,
que tenías que esconderte?
ay, mi gordita frágil, es hora de que me lo digas
¿cuál era tu carga, cuál tu secreto, cuál tu miedo?
¿qué no pudiste compartir con nadie ni conmigo?
mi gordita hermosa, te enaltezco
me sobran brazos para abarcar tu volumen
me sobra corazón para soportar tu hipertensión
me sobran labios para besar tu piel y sus estrías
me sobran ojos para emocionarme con tu belleza
me sobran manos para arrancarte de tus harapos
me sobran fuerzas para cargar tu peso
me sobran lágrimas para llorar tu pena
me sobra alma para ponerte en alto
me sobra humildad para vivirte agradecida
no sé cómo decirlo, gordita chula:
ven a mí
o voy a ti
que el miedo es menos si estamos juntas
[lunes 6 de abril de 1998, dallas, texas]
y si estando juntas es menos
es de dudarse si podamos sobrevivir la una sin la otra
metidas de lleno en las tempestuosas aguas
de tu llanto más arcaico
esa noche
contigo a mi lado me sacudió tu llanto
me abracé a ti sintiendo tu dolor
en el mar amargo de tus lágrimas estuvimos
a punto de ahogarnos, pero abrazadas
me conmoviste hasta los huesos
con tu falta de palabras y esos sonidos
venidos no sabemos de qué fondo ignoto
nos invadió la terrible noche
en que hasta el oxígeno era escaso
la muerte la saboreamos derrotadas
tiradas en el piso, pero abrazadas
en la fuente desconocida de tu dolor
me diste a luz hace seis lustros
mi deber: enfrentarme al mundo
pero al cortar el cordón umbilical
me alejaste de tus heridas
y te envolviste
solitaria, digna y temerosa
en la segura sordina y tibieza
de tu carne grasa
ausente de ti, disconexa
mi existencia ha sido manca y coja
necesito de tu dolor para explicarme
sí, he sido fuerte, orgullosa
me he llenado de recursos y de mañas
pero sin saber mi origen en ti
también he sido ciega y tonta
necesito de tu dolor para ser
contigo
una
no me exiles más
tú y yo nos completamos
yo, porque tú eres el sentido de lo que soy
tú, porque con lo que soy podrás hacernos hijas del mar
[jueves 16 de abril de 1998, dallas, texas]
callada
aguantando, sofocando los antojos
sentir compasión de mí
llorar yo por mí
saber que sólo yo puedo saber
la hondura de este sentimiento
la intensidad de mis necesidades
desolación
pobrecita gordita
ilusa
mira, se esfuerza
ay, pero, pobre, para qué
es patética la gordita
mira se le cae la baba
ante la mesa plena
y su imposibilidad de compartirla
ahora la gordita se esconde a llorar
a ahogarse en esa compasión de sí
a rumiar su mala suerte
a vivir la envidia de no ser como otras
a resentir la normalidad de otras
a darse de golpes contra la pared
a arrancarse los pelos
a llorar de veras
pobre gorda
ilusa gorda
tonta gorda
ingenua gorda
patética gorda
gorda
lacérate, gorda
repítete la palabra gorda
miles de veces
golpéate, aráñate, muérdete la piel
con la palabra gorda
desángrate
muérete, gorda
no necesitas de los demás
para saberte diferente e indeseable
has aprendido la lección, gorda
pule tu orgullo, gorda
porque no podrás quedarte aquí para siempre
caída por tu propio peso
por tu propia falta de fuerzas
por tu propia soledad y marginación
te permito, gorda, otros momentos de llanto
pero tendrás que levantarte
andarás erguida y sonriente
el corazón roto oculto para todos
el día avanza, gorda, y hay que trabajar
así que levántate, gorda
levántate y anda
yo me quedo aquí en tu rincón
seguiré llorando por ti
[martes 2 de junio de 1998, dallas, texas]
lloro ahora, gordita mía
siento tu pena, tu desolación
tu hambre de pertenencia
ay, cómo duele, gordita
tu temor de no merecer
me cierra la garganta
este miedo atroz de que tus bendiciones
se conviertan en tragedias
para convencerte que no mereces
ni la felicidad
ni la “normalidad”
ni la maternidad
[jueves 25 de junio de 1998, dallas, texas]
con el alma aplastada
y el verano ardiendo
me enfrento a mi abandono
veo un llano despojado
árido y agrietado, donde el viento aúlla
el sol se derrite de día
las estrellas lloran de noche
y yo allí, ánima ínfima
hablando palabras que nadie escucha
viviendo sin esperanza de muerte
horizonte desolado
yo allí, vagando solita
desconsolada
para siempre
irrescatable
abandonada
[jueves 9 de julio de 1998, dallas, texas]
escuchar, gordita, tu pasado
en tantas canciones que se hacen viejas
ahuecar el alma para que quepan
todas sus notas, todas sus palabras
y que puedan renovarse con tu sangre niña
sentir que los años se desvanecen
y que, efectivamente, se puede
“volver a los 17”
con toda la carga de su amargura
con toda la ceguera de su inocencia
ay, el hambre voraz
el miedo mudo
la parálisis sintomática
los anhelos secretos
las preguntas incontestables
el sudor a dos pieles
la joven diafanidad
la soledad tu signo
la tristeza inevitable
de esos años, gordita
dónde están tus amores
pinche tiempo
que todo lo arrastra
y ahora aquí estás, mi vida,
sola y lejos,
mi gordita fiel,
llorando las ausencias
bebiendo de tantos abandonos
trastornada por incesantes mutaciones
aquí, ahora, donde tu música, gordita,
es lo único que permanece
∴
Margarita Hernández Contreras, guadalajareña, vive en el área de Dallas. Es traductora profesional del inglés al español. Para comentarios: mhc819@gmail.com