Hijos del destierro hondureño en Madrid
Un Hijo del destierro hondureño escribe su testimonio del exilio desde otra patria que no es la suya, pero su sentir y pensar están junto a los suyos luchando hombro a hombro por una Honduras libre y democrática.
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Honduras; esa fértil tierra que nos vio nacer, por la cual muchos y muchas han perdido la vida y muchas y muchos otros seguimos luchando por verla libre, soberana e independiente. Como generación hemos tomado una gran decisión y es la de comprometernos a salvar a Honduras de la barbarie y evitar que la hundan más en la miseria. Dos partidos y una burguesía apátrida han causado los peores vejámenes a nuestro pueblo. Son dos gobiernos nacionalistas los que han violado derechos humanos, perseguido y asesinado a centenares de personas en estos años. Nosotros ya dijimos basta, dijimos ya no más que traducido al día a día hoy se lee y se escucha “Fuera JOH”.
Cuando las tarántulas atacan, libro que nos remontaba a una época donde pensar diferente costaba la vida; por ser revolucionario te perseguían y te mataban. Esa lejana realidad volvió e irrumpió en la vida de miles de compatriotas de forma violenta y sin aviso. Después de las elecciones en noviembre del 2017, han sido más de 1,400 personas detenidas en manifestaciones, muchos liberados sin cargos algunos y otros con procesos legales pendientes. Una orden de captura emitida contra un dirigente de juventud; varios presos en la cárcel de Tamara, otros en otras canceles y Edwin Robelo (viudo de Wendy Ávila asesinada durante golpe de Estado en 2009) en la cárcel de máxima seguridad La Tolva.
De la misma forma han realizado allanamientos de forma ilegal (es decir sin orden alguna). Se vigila constantemente a dirigentes sociales y políticos. En el segundo informe de COFADEH dan a conocer que más de 50 personas han sido desplazadas de sus hogares por persecución política desde finales de noviembre al 31 de diciembre de 2017.
Las suspensiones de garantías constitucionales y el toque de queda, ha hecho renacer ese temor que tenemos cuando somos pequeños a la oscuridad. Pero fueron las primeras diez noches que marcaron el inicio de la cacería en Honduras, eran noches donde las sirenas de policías llenaban el ambiente y donde los disparos nos transportaban a un territorio en guerra abierta; pero una guerra donde solo un bando disparaba. Los hospitales han sido abarrotados de heridos, postas policiales repletas de personas por desobedecer tan desesperada medida tomada por el gobierno. Pero amparados en dos decretos de la violada Constitución de Honduras la gente salió a las calles a demostrar su desconformidad: Artículo II “La Soberanía corresponde al Pueblo del cual emanan todos los Poderes del Estado que se ejercen por representación” y Artículo III “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional”.
Las protestas se hicieron de diversas formas: las tomas de carreteras se mantuvieron en diferentes zonas del país, la gente se atrincheró en sus barrios y colonias donde eran constantemente reprimidos por la policía preventiva y los perros de garra del dictador la Policía Militar de Orden Público así como el tarifado ejército hondureño. Jóvenes y adultos asesinados y asesinadas por ráfagas de balas de estos cuerpos armados al servicio del régimen, todo esto en la total impunidad y cubierto por la oscuridad de la noche. Como muchas familias temían salir a las calles a protestar desde sus casas a horas determinadas se hicieron cacerolazos para demostrar que seguían en lucha. Se sumaba ese esperanzados sonido, a las llamas y los gritos de liberad que resonaban por todo el territorio.
Al amanecer mirabas con miedo las noticias, si con ese miedo que te recorre el cuerpo de saber que existe la posibilidad que la muerte llegará a alguna persona conocida. Pero igual dolía y duele ver rostros ensangrentados de personas que lo único que han hecho es luchar contra quienes nos han robado todo. Van más de 35 asesinatos de compañeras y compañeros manifestantes a manos de los cuerpos represores del Estado, los cuales siguen impunes y no esta ni un policía o militar en la cárcel.
Los medios de comunicación son junto a los cuerpos armados el otro sostén de la dictadura. A lo que hemos respondido desde redes, desde medios alternativos, Radio Progreso y UNETV. Estos últimos dos han sido saboteados en varias ocasiones. Sus periodistas amenazados y hace poco más de una semana varios de ellos golpeados salvajemente frente a la casa presidencial. Aún así no han parado de dar a conocer lo que en realidad pasa en Honduras. Aún con todo en su contra siguen en el aire sirviéndole al pueblo. Las redes sociales son otro campo de batalla. Aquí es donde han publicado perfiles y fotografías exponiendo peligrosamente información personal de muchos jóvenes del movimiento estudiantil y de varios dirigentes de Libre y de La Alianza de Oposición Contra La Dictadura.
Las comunidades más beligerantes y que han estado constantemente en lucha están totalmente militarizadas. Es dantesca la cantidad de hombres y mujeres con armas largas, uniformes verdes, chalecos, bombas, palos y capuchas que caminan por nuestras calles. Calles que han sido escenario de batallas cruentas y de vidas arrebatas. Negocios y comercios resguardados por el ejército y la casa presidencial luce como un cuartel. Más de cinco anillos de seguridad para llegar al Congreso Nacional y la capital sitiada por los perros de garra del dictador, a la espera de cualquier acción para neutralizarla y detener a nuestras compañeras y compañeros.
La sede en Tegucigalpa de Libertad y Refundación ha funcionado como lugar de resguardo para muchos y muchas; lugar donde en varias ocasiones ha llegado la policía y policía militar de forma amenazante a tomar fotografías y a rondarla en espera de que alguna persona salga y, seguramente, capturarla.
Pero no todo esta perdido. Desde el 20 de enero se comenzó un proceso de paro nacional previo al día 27 donde Juan Orlando Hernández Alvarado tomó posesión domo presidente por segunda ocasión.
Ha habido acciones de protesta contundentes donde perdió la vida don Telmo Villareal a manos de militares. Así mismo asesinaron a Geovany Díaz en Tela, Ramón Fiallos en la comunidad EL Retiro de Atalantada y al joven José Armando Mariona Fúnez de 21 años quien había sido detenido el mes de diciembre en una manifestación. Estos tres asesinatos se dieron fuera de toda acción de protesta, a ellos los sacaron de su casa y los asesinaron a mansalva.
Tenemos frente a nosotros y nosotras una dictadura sostenida por las armas, como lo hizo Somoza en Nicaragua y Pinochet en Chile. El pueblo hondureño seguirá luchando hasta reconquistar su libertad. Tenemos claro que no será fácil pero lucharemos hasta el último momento de nuestras vidas. Luchamos por un mañana donde la dignidad sea costumbre, donde la violencia sea cosa del pasado y donde nuestras hijas e hijos puedan vivir en paz.