El extraño caso de Camazotz


Camazotz recreado por David Dorol

 

Esto no es más que un reportaje ficción (o “fake news”, en inglés) sobre el caso de un inmigrante indocumentado de nombre Camazotz cuya estadía en Chicago se prolongó casi un año, del 21 de marzo de 2017 hasta mediados de febrero de 2018. Se sabe que en ese lapso ocurrieron varios crímenes y que el factor común fue la ausencia de sangre. A este inmigrante sin edad se le atribuye la desaparición del plasma humano. “Se dice que la lamía”, informa un reporte de la Policía de Chicago.

Camazotz fue arrestado el 15 de febrero en el suburbio de Glenview, y tras un juicio expedito se le deportó a México. Fue trasladado junto con otros 43 inmigrantes a la frontera. Se informa que en el camino, justo en el tramo Texarcana-Dallas, “se extraviaron” cinco repatriados, entre ellos Camazotz. Resulta extraño que ni la Policía de Chicago ni los agentes de ICE hayan dado a conocer una foto del sujeto; sus comunicados de prensa son ambiguos y han servido de poco.

Mi nombre es Roma Díaz (homónimo del reconocido director teatral de La Villita), reportero de profesión y criminalista amateur, tanto en mi país de origen como en Back of the Yards, Logan Square y un vecindario de los suburbios, sitios en los que he residido a lo largo de una década. Una crónica de mi autoría, “La muerte de los Ramírez”, ayudó a resolver el caso del famoso multihomicidio ocurrido a espaldas del aeropuerto Midway, trabajo periodístico que fue traducido al inglés y publicado en el Chicago Times. Por dicha crónica fui nominado al prestigioso premio de periodismo Peter Lisagor.

En estos diez años en Chicago ningún caso me ha traído tanto como el de Camazotz (desconozco su nombre de pila y sus apellidos). Para los habitantes de Pilsen y La Villita, Camazotz fue un excéntrico que limpiaba la sangre de los accidentados, los suicidas y las víctimas mortales, tan sólo para llamar la atención de los medios de comunicación y acaso recibir “likes” en una página de Internet. Las cadenas Univision y Telemundo hicieron caso omiso de sus rarezas. Sólo un par de reporteros y este servidor nos dimos a la tarea de investigar el caso Camazotz sin encender los reflectores del sensacionalismo. Uno de ellos fue Roberto Rizzo, periodista de El imparcial, y la cronista freelance Kari Lydersen.

Lydersen logró entrevistar a dos personas que convivieron con Camazots y en una breve nota cita las palabras de Silvia Pegolio, residente de Oak Park y enfermera de oficio. “Camazotz era un ser amigable, parroquiano de los clubes góticos tales como Subterranean y Skylark, antros en los que algunos jóvenes, además de destilados y cerveza, llegan a beber plasma sintético o natural, en otras palabras, sangre. De ninguna manera se trataba de un vampiro. Camazotz era un ser que amaba.”

Mary Miller, antropóloga asistente del Newberry Library y entrevistada también por Lydersen, asegura que estamos ante la posible encarnación de un dios mesoamericano, lo cual parece un extravío. He consultado a los especialistas del Departamento de Arqueología de la Universidad de Chicago, mas han preferido reservar su comentario. Sólo levantaron las cejas cuando mencioné el nombre de Mary Miller y de inmediato se refirieron a otros monstruos legendarios: el de Loch Ness, Big Foot, incluso el pintoresco Chupacabras.  

Como reportero freelance de El BeiSman, aspiro a encontrarme con este sujeto ya sea en las cárceles del servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) o en alguna ciudad fronteriza, del lado estadounidense o mexicano. Conforme obtenga nueva información iré publicando mis notas en este medio. Le pido, estimado lector, que mientras siga abierta mi investigación no juzgue de charlatán al inmigrante Camazotz.

Varios peritos trabajan en la elaboración de un retrato hablado de Camazotz, que daré a conocer en mi próxima entrega a El BeiSman. Por ahora hago público el dibujo que me compartió el joven David Dorol, quien asegura haber conocido a Camazotz en un teatro del sur de la ciudad.

 

El extraño caso de Camazotz (parte dos)

R.Díaz: Estudió Arquitectura en su país natal. En Chicago se ha desempeñado como periodista freelance. Participó en el taller literario del poeta Mignolio. Como parte de su obra narrativa, aspira crear una ciudad literaria que lleve por nombre Los Encuentros.