COVID-19: Año 2

 

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Finalmente llegamos al 2021 y el mundo ya cuenta con una buena variedad de vacunas para hacer frente a la pandemia ocasionada por el SARSCoV2. Después de casi un año de encierro, las fiestas decembrinas conllevaron a un nuevo incremento en los casos activos de la enfermedad a nivel mundial. En México, el dueño de una de las televisoras más arraigadas del país se dio el lujo de organizar una fiesta masiva con sus empleados reiterando así, una vez más, que la crisis sanitaria actual no le resulta en nada relevante y, en todo caso, la misma se encuentra contrapuesta a sus intereses empresariales. Sin embargo, la irresponsabilidad de este individuo con respecto al bien colectivo no es exclusiva de su persona ya que, por lo menos dentro del espacio en que me desenvuelvo, las fiestas y cualquier otro tipo de reunión masiva siguen formando parte de la cotidianidad social.

A estas alturas de la “nueva realidad” que fue inaugurada en los primeros meses del año pasado, todavía hay muchas personas (tanto del ámbito público como privado) que continúan negándose a portar el cubrebocas (entre quienes está incluido el propio presidente de México, por cierto) o a tomarse en serio la enfermedad. Por otro lado, la búsqueda de espacios de esparcimiento (como las vacaciones) ha llevado a aquellos que cuentan con un respaldo económico (de lo cual gran parte de la población en México no puede jactarse) a dejar sus hogares, incluso a sabiendas de que son portadores del virus y de que pueden contagiar a otras personas. Esta mezquindad de aquel sector poblacional privilegiado de nuestro país, también se ha hecho presente en lo respectivo al programa de vacunación (universal y gratuito) establecido por las autoridades gubernamentales; pues no sólo ha habido pronunciamientos para que la vacuna sea comercializada en nuestra nación, sino que también se han registrado casos de abuso de poder por parte de algunos funcionarios quienes, en vez de garantizar la aplicación de las primeras dosis en los trabajadores del sector salud que lidian directamente con la enfermedad, han resuelto aplicar esas vacunas en sí mismos y en sus familiares.

Definitivamente no ha sido una temporada agradable ni deseada para la humanidad en general. Hubo un cambio de año pero, si me lo preguntan, desde hace ya algún tiempo todos los días parecen ser el mismo día. Creo que muchos necesitaremos apoyo psicológico en algún momento para lidiar con esta situación (¿o quizá sólo baste con la empatía del grueso social y con una buena red de amistades?) mientras que, indiscutiblemente, el aspecto económico resulta crucial para esa gran parte de la población que debe hacer frente al desempleo y a las pocas y riesgosas oportunidades laborales que existen hoy en día (la precariedad de las condiciones laborales existía con anterioridad, pero a ello debe sumársele el actual factor Covid). 

A diferencia de otros países del continente americano (pienso particularmente en los casos de Brasil y Estados Unidos), en México hemos tenido la fortuna de contar con una administración gubernamental que ha sabido mantenerse a la altura de la situación ya que, desde el principio, ha hecho frente a esta crisis sanitaria global (baste con tener presente el sistema hospitalario que se ha creado ágilmente para dar la atención médica correspondiente) sin que por ello se limitaran o se suspendieran los derechos de la totalidad de sus ciudadanos (como aconteció en otros lares de este y el viejo continente) y ahora, una vez que se cuentan con vacunas certificadas para hacerle frente al virus, ha conseguido que a nuestro país lleguen prontamente las dosis necesarias para inmunizar a los trabajadores del sector salud (siendo el primero en hacerlo en la región latinoamericana), además de anunciar que garantizará su aplicación en la totalidad de la población de forma gratuita.

Esta crisis sanitaria ha puesto en evidencia que el Estado mexicano cuenta con un equipo capacitado tanto en el ramo de la salud como en el de la diplomacia, así como con los recursos necesarios para emprender una logística que haga frente a los estragos ocasionados por esta pandemia (en los centros de atención médica) y a su debida contención (a través de la programación de una campaña de vacunación). Además, también ha servido para mostrar que la ideología izquierdista del gobierno es respaldada por la mayoría de la población la cual, a diferencia de las regiones norte (Estados Unidos) y sur (Brasil) del continente, no ha registrado confrontaciones significativas por parte de grupos de extrema derecha.

Con esto no quiero decir que México esté exento de la presencia de cuerpos políticos (y ciudadanía) con ideología de derecha, sino más bien puntualizar que en el contexto de la actual crisis de salud mundial sus acciones se han remitido a criticar cualquier medida gubernamental que busque hacer frente a la enfermedad y, en todo caso, vigilar cualquier movimiento de su principal vocero, el Dr. López-Gatell (quien ya fue apodado como el Doctor Muerte); con la intención de desprestigiar las acciones emprendidas por el gobierno en dicho rubro. La atención puesta en las últimas vacaciones del funcionario en Oaxaca son un claro ejemplo de los intentos emprendidos para desacreditar al actual gobierno y sus esfuerzos para enfrentar esta crisis sanitaria. En mi opinión, después del profesionalismo que ha mantenido el Dr. Gatell desde el inicio de esta pandemia y con el transcurso de varios meses de trabajo, creo que era adecuado que, como todos, se tomara un respiro y disfrutara de las celebraciones de fin de año. Al final, si una parte de la población ha prestado oídos sordos a sus indicaciones sobre quedarse en casa, por qué en esta ocasión prestarían atención y seguirían al pie de la letra su actuar con respecto a viajar.

El estado actual de las cosas (con el mayor número de enfermos activos registrado, así como de una máxima ocupación en los hospitales Covid y decesos por la enfermedad) nos obliga a tomar precauciones al máximo, así como a restringir lo más posible nuestras salidas. Por su puesto que llegará el momento en que la situación volverá a no ser tan grave como en estas semanas y, eventualmente, tendremos la oportunidad de salir por una cerveza con algún amigo. Sin embargo, en este segundo año del coronavirus nos toca asimilar la “nueva realidad” que se ha echado a andar desde el año pasado y por ello debemos optar por permanecer en nuestros hogares si contamos con la posibilidad de hacerlo. El personal de salud y nuestro propio circulo inmediato será beneficiario de nuestro buen juicio y de las acciones de cuidado que emprendamos en estos tiempos de pandemia. 

El año ya ha empezado con una muestra de inestabilidad política en Estados Unidos tras la toma del Capitolio por grupos simpatizantes al presidente Trump, así como con una latente posibilidad de reformular la precaria situación de las mujeres y de la sociedad en su conjunto en la región latinoamericana, tras la despenalización del aborto en Argentina a finales del año pasado. Sin duda alguna el 2021 pinta para ser un año interesante, sobre todo en México; donde cada vez nos acercamos más a la contienda electoral que tendrá lugar en el mes junio. Cuidémonos a nosotros mismo (en principio) y a los demás (en consecuencia) para no perder noción de lo que nos tiene preparado este año. El mensaje es muy claro, en la medida de lo posible y dentro de tus posibilidades: ¡Quédate en casa! ¡Quédate en casa! ¡Quédate en casa! 

 

 

Puedes contactar a la historiadora Berenice Hernández a través de su correo electrónico: berenicehepe@gmail.com