Las campanadas de Olef

 
Lauro López protagonizando a Olef en El campanario.

 

A lo lejos, las campanadas siguen sonando. Aturden por muy lejanas que se escuchen, pero también arrullan. Nos llevan al sueño y nos despiertan. Nos acompañan en la vigilia. Pueden ser campanadas celestiales o sonidos horrendos. El repiqueteo llama y nos llama a poner atención.

El campanario no está a lo lejos. Está aquí, en uno mismo. Cada uno es el propio campanario.

Olef no anda tan extraviado, pero se hace el sordo. Tiene miedo a escuchar lo que oye. No quiere oír. Se resiste. No quiere poner atención. El ego y la vanidad prologan el eco de sus campanadas hasta volverlas estallidos. Cree que son explosiones lo que escucha, pero es un llamado a la conciencia. Se acerca un poco y escucha de soslayo. En el apellido lleva la condena. Pues al estar “Alcoholado”, se hace el sordo y voluntariamente deja de escuchar dicho llamado.

Pero si le ponemos atención a las campanadas de Olef, comenzamos a escuchar las propias. Sorprende que Olef no quiera escuchar el sonido celestial. Opta por el dramatismo, por las chispas de humor, que va convirtiendo en detonaciones internas. Solo escucha la posibilidad de la dicha a lo lejos. Lo que podía ser dicha se va tornando angustia. Esa entrañable angustia del ser que no lo deja ser. La angustia no es algo más que unos tapones para los oídos: ayudan a soportar el miedo, pero impiden la liberación.

Si le pongo atención al repiqueteo de Olef, comienzo a escuchar el mío. Me acerco a ese campanario con temor. Me cautiva. Me asomo. Y al tenerlo enfrente, ya no está Olef: estoy yo. Soy su eco y soy yo. Ahora escucho el repiqueteo del campanario a todas horas. Cada campanada es una oportunidad para escuchar, para observar. El sonido ya no está allá. Está aquí. No lo escuché ayer sino ahorita. No sale de una torre ni de Olef. Sale de mí. Y el sonido es hermoso y es grande. Así es la vida, así la dicha y así ha de ser la muerte. 

No hay necesidad de pasar al campanario. Ya estamos en él. Somos él. Somos la grisura de la torre y somos la luz del llamado.

 

Franky. Director editorial de El BeiSMan y coordinador de Latin@ Authors Book Fair 2015.

El Campanario, a cargo del Colectivo El Pozo, se presenta del 2 al 18 de octubre en el Instituto Cervantes de Chicago. Obra en español con supertítulos en inglés.